Hoy inicias otra semana más, la catequesis, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE.
Ya sabes la mecánica a seguir, por lo que no ahondare en ello e iré directamente a la catequesis.
El termino SANTIFICAR debe entenderse aquí, en primer lugar, no en un sentido causativo (solo Dios santifica, hace santo), sino sobre todo en un sentido estimativo: reconocer como santo, tratar de una manera santa. Cuando decimos santificado sea tu nombre es como decir, SANTO ES TU NOMBRE, es como decir, que los demás sepan y digan SANTO, SANTO, SANTO ES TU NOMBRE. Recuerda que el libro del Apocalipsis, los Ángeles y los santos alaban a Dios, diciendo 3 veces santo, al mismo tiempo que aseveramos la santidad de Dios, pedimos que su nombre sea santificado por toda lengua, raza y nación, cumpliendo nosotros mismos al santificar su nombre con nuestros labios. Así es como, en la adoración, esta invocación se entiende a veces como una alabanza y una acción de gracias, Cfr. Sal 111,9; Lc 1,49. Pero esta petición es enseñada por Jesús como algo a desear profundamente y como proyecto en que Dios y el hombre se comprometen. Es deber de todo hijo de Dios, pedir que el nombre de Dios sea santificado, porque El, es el Santo el Yo Soy, el que es y el que era, creador de todo cuanto existe, aunque el mundo nos muestre lo contrario y lleve al hombre a pretender santificar dioses invitados por el mismo hombre, porque el hombre se atribuye a si mismo el poder santificar a sus dioses y los hace santos, el Único que santifica es Dios por que El lo es y es el dueño de todo. Desde la primera petición a nuestro Padre, estamos sumergidos en el misterio íntimo de su Divinidad y el drama de la salvación de nuestra humanidad. Pedirle que su nombre sea Santificado, es pedirle que todos aquellos que no se han encontrado todavía con Jesús, que es quien nos conduce al Padre, lo puedan hacer, es pedirle que su cumpla la profecía donde dice que toda rodilla se incline ante El, es pedirle que toda nación le reconozca como el Dios de dioses, es pedirle que su nombre sea santificado, estas peticiones nos implica en el BENEVOLO DESIGNIO QUE EL SE PROPUSO DE ANTEMANO para que seamos SANTOS E INMACULADOS EN SU PRESENCIA, EN EL AMOR.
Es por ello que este ministerio, propone que busquemos la santidad, porque es una exigencia del Padre y un deber de cada uno de nosotros como hijos.
Siendo Dios un Padre que le ha dado a sus hijos libre albedrío, no los ha desamparado a pesar de que sus hijos se alejan de El, lo abandonan, es por ello que en los momentos decisivos de su Economía, Dios revela su Nombre, pero lo revela realizando su obra. Esta obra no se realiza para nosotros y en nosotros mas que si su Nombre es santificado por nosotros y en nosotros. Cuando el hijo glorifica al Padre, el Padre esta glorificando al hijo, esto se cumplió en Jesús y el lo dijo en varias ocasiones, ahora bien, en este tiempo de gracia en el cual debemos velar por nuestra salvación buscando al Padre, al glorificarlo a El, al santificarlo a El, el nos santifica a nosotros, porque obedeciendo al Padre y reconociéndolo como tal, lo santificamos y la gente al ver nuestra actitud de vida en el Padre, nos santifica porque pide bendiciones para nosotros, quizás sea un poco complejo entender esto, pero el Espíritu Santo que mora en nosotros nos lo ha de hacer entender.
También hay que comprender que
Al crear al hombre A SU IMAGEN Y SEMEJANZA, Dios LO CORONA DE GLORIA, pero al pecar, el hombre queda PRIVADO DE
Dios todo el tiempo le ha prometido a sus hijos bendiciones es por ello que en la promesa hecha a Abraham y en el juramento que la acompaña Cfr. Heb 6,13, Dios se compromete a si mismo sin revelar su Nombre. Empieza a revelarlo a Moisés y lo manifiesta a los ojos de todo el pueblo salvándolo de los egipcios:-- SE CUBRIO DEGLORIA—EX 15,1. Desde
A pesar de
El magisterio de
No entiendo el porque, cuando he hablado con personas y les menciono el hecho de que tienen que ser santos la respuesta es: esos solo en el cielo, imposible, los santos eran antes hoy no. Creo que a estas personas se les olvida con facilidad lo siguiente:
En el agua del bautismo, hemos sido LAVADOS, SANTIFICADOS, JUSTIFICADOS EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESUCRISTO Y EN EL ESPIRITU DE DE NUESTRO DIOS 1Co 6,11, si lo dice la palabra de Dios, ¿por que no creer?, si Jesús lo pide al igual que el padre, ¿por que no creer?, a lo largo de nuestra vida, nuestro Padre NOS LLAMA A
¿Quien podría santificar a Dios puesto que El santifica? , ya lo dije pero lo vamos a entender mejor inspirándonos en estas palabras ‘’ SED SANTOS PORQUE YO SOY SANTO’’ Lv. 20,26 pedimos que, santificados por el bautismo, perseveremos en lo que hemos comenzado a ser. Y lo pedimos todos los días porque fallamos diariamente y debemos purificar nuestros pecados por una santificación incesante… recurrimos, por tanto a la oración para que esta santidad permanezca en nosotros. Así lo expreso y lo entendió San Cipriano. Entendiendo esto, depende inseparablemente de nuestra vida y de nuestra oración que su nombre sea santificado entre las naciones, antes de la oración, esta nuestra actitud de Vida, el testimonio que presentamos de Dios a los demás. Es por ello que pedimos a Dios santificar su Nombre porque el salva y santifica a toda la creación por medio de la santidad… Se trata del Nombre que da la salvación al mundo perdido, pero nosotros pedimos que este nombre de Dios sea santificado en nosotros por nuestra vida. Porque si nosotros vivimos bien, el nombre divino es bendecido; pero si vivimos mal, es blasfemado, según las palabras del apóstol: ‘’ EL NOMBRE DE DIOS, POR VUESTRA CAUSA, ES BLASFEMADO ENTRE LAS NACIONES’’ Rm 2,24.
Sinceramente espero que esta catequesis la estés asimilando, te este conduciendo a meditar y decidir en tu vida a lograr un cambio, porque si tus labios se abren para decir SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, es mejor que tu, como persona, hables con todo tu cuerpo, con toda tu mente y con todo tu corazón SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, que los demás por medio de tu vivir como cristiano, como hijo de Dios, se atrevan a decir SANTIFICADO SEA EL NOMBRE DE DIOS. Por tanto, ruego y rogamos para merecer en nuestras almas tanta santidad como santo es el nombre de nuestro Dios, padre de todos nosotros.
Cuando decimos SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, pedimos que sea santificado en nosotros que estamos en El, pero también en los otros a los que la gracia de Dios espera todavía para conformarnos al precepto que nos obliga a ORAR POR TODOS, incluso por nuestros enemigos. He aquí por que no decimos expresamente: Santificado sea tu Nombre ‘’ en nosotros ‘’, porque pedimos que lo sea en todos los hombres así, lo expresa San Tertuliano.
Esta petición, que contiene a todas, es escuchada gracias a
Creo, que de a poco, has ido comprendiendo el significado de esta oración, que lamentablemente se reza sin un sentido verdadero, pienso que de ahora en adelante cuando recites esta oración, estarás mas consiente de lo que estas orando y no una y pura letanía que debe repetirse como loro, es una oración, que debe brotar del corazón y que tus labios se abran para alabar a Dios por medio de esta oración y SANTIFICAR SU NOMBRE.
Padre nuestro…. Dios te salve… Gloria
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