ERA LA ULTIMA NOCHE DE JESUS CON los discípulos y él sabía que su tiempo era corto. Acababan de terminar la cena y Cristo quiso impartir a sus amigos una ultima enseñanza, mientras estaba en la tierra. Él los llamó: levantaos, vamos de aquí – juan 14,31- y los llevó a dar una caminata. En el camino, él les dio esta analogía: Yo soy la vid verdadera, y mi padre es el labrador. Todo pámpano que en mi no lleva fruto, lo quitará, y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por si mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos, el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto, porque separados de mi nada podéis hacer. Una gran imagen que resume nuestra relacion con el hijo y el padre. Jesús es la vid y nosotros somos las ramas que se extienden a p