DAVID YA HABIA LOGRADO muchísimo con el establecimiento de
la capital de Jerusalén y con la traída del arca de la alianza. Pero, como buen
estratega, quería consolidar su dinastía haciendo una casa-templo para Dios.
Con el templo, los israelitas comenzaron a desarrollar la idea del mesianismo,
y se centró en el hecho que todo descendiente de David, quien ocupara el trono,
era el mesías. De esta manera, no sólo David, sino su descendencia quedó bien
establecida. Como político fue un gran éxito, pero como servidor de Dios, las
cosas no se miraban bien. Dios no quiere estructuras de que luego se conviertan
en un obstáculo para su plan de salvación. Es un gran peligro de los seres humanos
buscar refugio y protección en estructuras.
El reino exige disponibilidad y una vida de auténticos discípulos.
2da. Samuel 7,4-17
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