DESPUES DE HABER COMETIDO su gran pecado, David oró:
Ten piedad de mí, oh, Dios, conforme a tu misericordia, conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh, Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. -salmo 51, 1-3.9-10-
El pecado de David lo llevó más lejos de la presencia de Dios de lo que jamás David imaginará. El tiempo más doloroso de su vida ocurrió durante su tiempo fuera de la bendición y favor de Dios. No podía soportar la idea de perder su relacion con Dios a quien amaba más que a nadie.
Lo sabe y por ello clama, no me eches de delante de ti, y no quites de mi tu santo espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente.
Sin duda, David pagó un alto precio por su pecado, pero no dejó que ello lo definiera. Cuando volvió en si clamo a Dios por el perdón y Dios lo recibió a brazos abiertos, sin embargo, eso no borro las consecuencias que trajo su pecado.
Si tu supieras las consecuencias de tu pecado antes de caer en la tentación, ¿Cuántas veces caerías en la tentación? Si tan solo pudieras ver de antemano el daño que tu pecado traería a tu vida, te aseguro que no cederías a la tentación.
El vivir en la gracia de Dios exige que busques el propósito que El ha puesto ante ti, mirando hacia el futuro y calculando el costo de cada decisión que tomas. Debes mantener tus ojos fijos firmemente en su camino y mantenerte fiel, aunque te lastime. Porque el mismo Jesús te dice hoy, yo soy el camino, la verdad y la vida.
Raúl es el personaje de un libro escrito por Fernando García, el cual te recomiendo que lo leas para entender las consecuencias del pecado y lo que sucede cuando se está lejos de Dios. El nombre de la novela es SU ULTIMO VIAJE, lo puedes conseguir en algunas librerías.
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