AUN DESPUES DE QUE el Señor los bendijera con su poder, los israelitas se volvieron a los ídolos. Mientras Moisés tenía comunión con Dios en el monte, el pueblo fundía sus joyas para hacer con ello un becerro de oro. Casi te puedo decir que actualmente no se puede comparar ese tiempo con el nuestro, pero el punto es el siguiente: Cuando tus buscas las bendiciones de Dios sin buscar a Dios mismo, terminas en idolatría, porque el enfoque de tu búsqueda es lo terrenal. Como bien y acertadamente dice San Pablo; Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que, al creador, el cual es bendito por los siglos. – romanos 1,25-
Gracias a Dios, hoy, una gran mayoría no tiene que rogar por agua o pan. Únicamente tienes que abrir el grifo o ir a la panadería. Pero tienes tus propios ídolos dorados, de oro, cosas que buscas fuera de Dios.
Éxito en el trabajo, seguridad financiera, comodidad material. Estas cosas no son malas, pero si las deseas más de lo que deseas a Dios, si se vuelven el enfoque de tu búsqueda en la vida, has construido un ídolo. Y Dios te dirá: anda tras ello, disfrútalo. Pero yo no estaré presente en ello, ahora se entiende el porque se fracasa en la vida.
Es de analizar con base a lo que estoy exponiendo las palabras de Moisés cuando dice: Dios, mátame en el desierto, antes de guiarme a un lugar en donde tu no estés.
En lo personal rezo por ti y por mí, para que este sea también el clamor de la iglesia a la cual perteneces y yo también:
Señor, mi vida ha sido bendecida, quizás he perdido el rumbo. Mis ojos han estado puestos en tu favor sin limites y en las bendiciones que me das. Quiero algo distinto. Que mi vida sea definida por tener el mayor de tus favores, CONOCERTE POR QUIEN TU ERES.
Te pregunto: ¿Es Dios suficiente para ti? ¿Conocerle te satisface? ¿Hay algo que te aleja de Él? Recuerda que su mandamiento es No tendrás dioses ajenos delante de mí.
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