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Mostrando entradas de febrero, 2022

EN DAR NOS EDIFICAMOS

 

DIOS DIJO A MOISES

  Y DIOS DIJO A MOISÉS: pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel y, toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el rio, y ve. He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb y, golpearas la peña y, saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel – éxodo 17,5-6 – Los detalles de esta escena, y de la compasión de Dios por el pueblo, se repiten a través del sacrificio de Jesús y, son recordados en la Eucaristía. Cristo es la roca que fue golpeada por tus pecados cuando estabas perdido-a y vagando. Y él es el agua viva que te sostiene. Pablo te dice: Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres… bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era cristo. La escena del desierto demuestra lo que Jesús hace con las personas que murmuran, él lleva el castigo que ellos merecen y declara, yo seré condenado por ellos, seré azotado, tomare sus pecados sobre mi espalda, seré

Oremos...

 

EN EL ULTIMO LIBRO

  EN EL ULTIMO LIBRO del antiguo testamento, el profeta Malaquías hablo sobre algo que había ocurrido, y que va a ocurrir de nuevo entre el pueblo de Dios en un tiempo de decadencia espiritual tal y como está sucediendo hoy. Entonces los que temían a Dios hablaron cada uno a su compañero – Malaquías 3,16- ¿de que estaban hablando? ¿acaso no hablaban entre si antes de este momento de la historia? ¿Qué había en su forma de hablar que ha cambiado? La biblia nos dice que la congoja en el corazón del hombre lo abate, mas la buena palabra lo alegra, también dice y la palabra a su tiempo ¡cuan buena es! Y nos enseña a dejar nuestra forma de hablar sea siempre en gracia sazonada con sal. – proverbios 12,25; proverbios 15,23; colosenses 4,6- Hay poder increíble en el hablar con calma y confianza. ¡tu y yo debemos alentarnos unos a otros ahora! No necesitamos el fuego o el terremoto o el huracán. Esas cosas son maravillosas, y si Dios permite que ello suceda, entonces Amen. Pero hay algo más pod

OREMOS

 

Maltratamos a otros

  LA VERDAD ES QUE, a veces maltratamos a otros. Nos separamos de un hermano o hermana tanto consanguíneo como de fe. Dañamos o herimos a alguien, podemos malinterpretar fácilmente a otros o bien hacer prejuicio y, creemos que es algo entre Dios y yo. Así que en el mejor de los casos asistimos al sacramento de la confesión, nos confesamos y luego si se puede nos arrepentimos, seguimos nuestro camino pensando que todo está bien. Sin embargo, nunca nos detenemos a reflexionar sobre como en el proceso, no solo herimos a un hermano, sino que hemos herido al Señor. De hecho, lo hicimos a todo el cuerpo de Cristo, porque si uno se duele, todos se duelen, como dije antes, a familiares y hermanos de la iglesia. He aquí lo que nos dice el Señor, ¡perteneces al Cuerpo de Cristo! Y lo mismo ocurre con tu hermano y tu hermana. Todos somos uno, porque todos estamos conectados a la cabeza. Lee el mensaje que Pablo entrego a los hermanos: Nada hagáis por contienda o por vanagloria. Antes bien con hum