Después de esto, miré y vi una gran multitud de todas las
naciones, razas, lenguas y pueblos. Estaban en pie delante del trono y delante
del Cordero, y eran tantos que nadie podía contarlos. Así dice el libro del
apocalipsis, estos son los santos que viven en perfecta comunión en los cielos
delante del trono del Señor. No son exclusividad de una etnia o un país, son de
todas partes del mundo.
En la tierra quizás no se da la comunión perfecta, pero
llegará el día en que será así. Pero veamos esto a la luz de las sagradas
escrituras, y para ello te invito a que leas lo que dice el libro de levíticos.
Lev 20,26 Sed, pues, santos para mí, porque yo, Yahveh, soy
santo, y os he separado de entre los pueblos, para que seáis míos.
Cuando leemos el texto bíblico y la palabra nos dice Sed
Santos, muchos dicen que es una exhortación, no una obligación o bien un
mandamiento, si esto es así entonces la palabra de Dios se resumiría únicamente
a los diez mandamientos. Lo que dijo Jesús sobre la perfección de la ley
también sería nula.
Los entendidos aceptan que esto es una obligación, porque
para cumplir los diez mandamientos el pueblo de Israel tenía la necesidad de
ser santo, para estar apartados del resto de los pueblos, caso contrario serían
igual que los demás pueblos, aunque tuvieran un único Dios y no fueran
politeístas, la diferencia está en la
santidad del pueblo de Israel. Esto los hacía como pueblo elegido vivir en un
ambiente superior de santidad ritual y moral, porque con la relación especial
que tenían con Dios que es Santo los obligaba a buscar la santidad y es por
ello que no es una exhortación sino que es un mandato porque Dios es Santo.
Tan es así que la legislación que se encuentra en el libro
que nos ocupa, la base es la santidad de Dios, que exige la santidad de todo aquel que se
acerca a Él y esto implica a todo el pueblo de Israel. Esto se debe a que el
pueblo de Israel viene a ser el primogénito de Dios con respecto a los pueblos
y además son un reino de sacerdotes consagrados a Dios, por lo que no hay lugar
para comportarse como los demás pueblos. Ciertamente la santidad expresada aquí
y en ese entonces era puramente ritualista la cual Jesús en su tiempo atacó,
pero no por el ritual en sí, si no porque el pueblo de Israel por poner su
corazón en lo ritual estaba olvidando la verdadera exigencia de la santidad que exigía un corazón puro y
sincero.
Los sacerdotes estaban más apegados a lo ritual que a lo
moral olvidando que con ello prácticamente quebrantaban la ley y con ello la
santidad. Por ello Dios educa a su pueblo y le da una serie de preceptos y
normas que debía cumplir para acercarse en cierta manera a la santidad y con
ello poder estar cerca de Dios. Recuerda que el pecado aleja de la santidad, y esto queda demostrado
en la historia de la creación, Adán y Eva, eran santos, podían conversar con
Dios persona a persona por así decirlo, pero el pecado cometido los hace
impuros, perdieron la santidad y con ello perdieron el contacto con Dios en
forma directa.
Dios es santo, su santidad es innegable y por lo tanto el
que se acerca a Dios debe de ser santo. Ha quedado demostrado que en el templo
tenía un lugar que se llamaba el santuario, era ahí donde el sacerdote entraba
una vez al año, pero antes de hacer esto el sacerdote tenia que realizar un
rito de purificación para poder acceder al lugar santo, tener por así decirlo
un acercamiento con Dios. Moisés no puede pisar la tierra que es santa con lo
inmundo de sus sandalias. Y así se puede
dar un seguimiento en las sagradas escrituras sobre la santidad de Dios y en el
apocalipsis que es el último libro profético se menciona la santidad de Dios.
Es por ello que Dios exige que el pueblo de Israel sea
santo, porque solo así tendrá parte con Dios. Caso contrario se aleja de Dios.
Dios mandó al hijo para que el pueblo escogido entendiera esto y no lo
entendieron, luego manda al Espíritu Santo capaz de purificar con su fuego al
hombre, al pueblo, pero como siempre, Dios deja en libertad de elección al
individuo.
Es entonces cuando el hombre en busca de la santidad, esta
en comunión perfecta con Dios, se da la comunión de los santos, el pueblo de
Israel, pueblo santo, estaba en comunión con Dios cuando hacía lo que Dios
mandaba, cuando no, era porque se había alejado de Dios por causa del pecado,
se rompe la comunión de todos los santos.
Dios siendo como es Santo, toma para sí un pueblo que quiere
que sea santo, quiere un pueblo en comunión, comunión en la santidad y es por
ello que separa a su pueblo de otros pueblos. Esta historia del pueblo de
Israel empieza con Abraham. Dios le promete a Abraham descendencia incontable y
lo compara con la arena del mar o las estrellas del firmamento.
Dios exige santidad, exige comunión, exige veracidad en cada
acto humano y esto el pueblo de Israel lo sabía muy bien y es por ello que se
volvieron muy estrictos en lo que respecta a los ritos descritos en la ley
levítica. Jesús viene a confirmar lo que Dios desea y por ello forma una
pequeña comunidad para que aprendieran a convivir, donde había personas de
diferentes oficios, estratos sociales,
les enseñó a vivir en unión, en común unión, y esto les decía sed santos como
vuestro padre lo es.
Dios lo dice claramente, para que seáis míos es necesario
que sean santos. Se entiende que
mientras el pueblo de Israel estuviera en comunión en la santidad, era un
pueblo que pertenecía a Dios. La historia narra o cuenta como el pueblo de
Israel perdió la comunión en la santidad para volverse un pueblo en comunión
con la maldad, basta con leer el libro del éxodo para darse cuenta como el
pueblo salvado por Dios, perdió en muchas ocasiones la comunión con Dios,
perdiendo su santidad, pero Dios, en su infinito amor no cesa de salvar a su
pueblo por medio de los profetas quienes constantemente estaban exhortando al
pueblo a volverse a Dios, para continuar en comunión con Él.
La santidad implica luchar contra la tentación. El espíritu
que condujo al Señor al desierto, fue el espíritu santo, este espíritu es el
que pide que oremos para no caer en la tentación, porque cuando se cae en la
tentación, cuando se peca, se pierde la comunión con los santos de la iglesia,
te apartas automáticamente, tu remordimiento de saber que has pecado no te deja
en paz, y quizás te obligue a esconder te de Dios, como le sucedió a Adán y
Eva. Lo cierto es que, toda persona que cae en la tentación la primera reacción
es alejarse de la comunidad, del ministerio, de la misa, de los sacramentos y
no se siente digno, otros, quizás piensan en tapar su pecado con hojas que
cubran su desnudez a los ojos de Dios y fingen estar bien ante la comunidad.
Hoy ¿Quién quiere ser santo?, ¡nadie! Porque implica exigencia,
implica no compartir los criterios del mundo, implica resistirse a actividades
que no van de acuerdo con el pensamiento cristiano, por ejemplo, el uso
indebido de prendas de vestir en la mujer, el mostrar el cuerpo, el no cubrir
su desnudez, pero la moda se impone, y estar fuera de la moda, es un
sacrificio, rechazo de la sociedad etc. ¿Quién quiere ser santo?, si esto
conlleva el no beber hasta emborracharse, el no asistir a conciertos de
cantantes famosos, si esto prohíbe el aborto, las relaciones sexuales antes o
fuera de matrimonio.
¿Quién quiere ser santo? Cuando esto llama a sacrificar días festivos y feriados
para ir de vacaciones o pasear por estar sirviendo en la iglesia. Cuando se
sacrifican actividades sociales o culturales por trabajar en el ministerio.
Cuando se analiza la exigencia de la santidad, muy pocos asumen el riesgo y es
por ello que la mayoría de las veces en las actividades eclesiales siempre se
ve a los mismos.
El mandato de Dios de ser sant@, se desoye y es mejor para muchos no oír esta exigencia
como la asumió Madre Teresa de Calcuta, muchos prefieren seguir las exigencia
del dios Baco, o la diosa Venus, Afrodita y otros, que por lo que representan
son más apetecibles a la carne. Se cumple lo que dice la escritura, muchos son
los llamados y pocos son los escogidos, aun entre la misma jerarquía, porque
los laic@s por desenvolverse en el mundo, las oportunidades de caer en pecado
son más. Y no estoy avalando el pecado de los laic@s. Simplemente se deduce que
hoy por hoy nadie quiere ser santo por lo que esto implica.
La santidad para estar en comunión de los santos no es
propia del ser, sino que es para Dios. Porque Dios es santo, la santidad de Él
está más que explicada en la sagrada escritura y por lo tanto no voy a ahondar
en ello. Dios por medio de los hagiógrafos dice de si mismo que es Santo. Para
los que creen en Dios, reconocen la santidad de Él y por ello viven o tratan de
vivir en comunión con Dios, haciendo de esto una comunión de santos aquí en la
tierra, porque los santos de la iglesia, viven en comunión, por ello decimos
que creemos en la comunión de los santos.
Los verdaderos santos que están comunión con ellos y con
Dios, son una porción separada del pueblo de Dios, son los que dan testimonio
de vida, son los que por sus frutos los demás los conocen, son los que cumplen
a cabalidad el evangelio y han sido receptivos a los dones del espíritu santo,
son los que entregan su vida en aras de la misión y el apostolado. Digo esto
porque hay quienes se hacen llamar pueblo de Dios, se hacen llamar santos pero
en realidad son otra cosa, son egoístas, avaros, faltos de misericordia,
chismosos, habladores, estos son los que corrompen, son los que ponen en mal a
la iglesia, son los que dan malos frutos, estos te digo no están en comunión y
en estos no creo ni creemos.
Porque Dios ha separado a los suyos, por ello Jesús dice,
las ovejas reconocen la voz del pastor, y son estas ovejas que están en
comunión que saben sobre la santidad. Hay que entender que el pueblo de Dios es
un pueblo separado de los demás, es decir, no están en borracheras, orgias,
negocios ilícitos, maledicencias, modas impúdicas, alejados de la pornografía y
la violencia, y muchas cosas más que el mundo considera placeres. El pueblo de
Dios, el que esta en comunión, vive para agradar a Dios y es por ello que son
santos.
Lo importante de la santidad estriba en que el Señor quiere
que todos los santos sean para él, de él. Como propiedad, así que, si tu estas
perseverando y dejándote guiar por la acción del espíritu santo como muchas
personas las hay alrededor del mundo, siéntete satisfech@ porque en esta
comunión de los santos eres de Dios. No hay mejor premio que ese y por así
decirlo tienes garantizada la vida eterna, no desmayes en tu accionar, porque
tropiezos has de encontrar todos los días, en las nuevas doctrinas, las falsas
iglesias, pensamientos filosóficos, tendencias de la moda, criticas o insultos
de parte de tu familia y ajenos, ten en mente siempre que estas luchando por
obtener y lograr la santidad, para ser pertenencia de Dios. Veamos un ejemplo
de la lucha y de lo que a veces sucede cuando no se logra llenar la vida con el
pensamiento de Dios
Había un hombre
que se aburría tanto, tanto, que jamás podríamos imaginar la magnitud de
semejante aburrimiento. Su vida era tan gris, fría y taciturna, que a todo lo
largo del día, este hombre, que se aburría por la mañana y por la tarde, estaba
persuadido de que para salir de tal hastío no tenía más que cometer un gran
pecado, un pecado enorme, un pecado gigantesco. Un pecado que le libraría para
siempre del tedio.
Esa falta era de
tal naturaleza que, para cometerla de una vez para siempre, la dejaría escrita
en una carta. Bastaba con tomar papel y pluma, escribir, y echarla al correo.
Así de sencillo.
El día en que por
fin se decidió a poner manos a la obra -ya no podía resistir más-, al mirar en
el calendario la fecha para encabezar el escrito, tropezó con el Santo del día:
San Luis de Francia, nada menos. ¡Le recordaba tantas cosas heroicas! ¡Tantas
cosas admirables! Y era un francés. Quita, quita, mejor dejarlo para otra
ocasión. Tendría que ser otro día.
Lo intentó al día
siguiente. Era San Ceferino, hombre totalmente desconocido, y ni siquiera
francés. Pero, mira por dónde, hacer algo tan feo el día de su fiesta no le
pareció adecuado. Del mismo modo fueron los santos desanimándole en sus
diversos intentos de cometer el pecado monstruoso, y siempre tenían algo que
decirle, siempre lograban desbaratar los planes del pobre aburrido.
Péguy concluye de
esta manera: "No hay en la vida de un cristiano ni un solo punto ni un
solo minuto en el tiempo que no sea objeto, por parte de los santos, de una
protección especial".
Estos santos que ya no están en la tierra, están en comunión
en el cielo, y basta con que tu decidas leer la vida del santo del día para que
notes como la comunión que un día empezó
en la tierra ahora está en el cielo, donde día con día se suman más santos,
quizás unos están en el anonimato, para los hombres, pero no para Dios. Y
gracias a estos santos y santas que nos han dejado un ejemplo de vida, es
posible creer y confirmar que existe la comunión de los santos.
Los patriarcas, los profetas y otros personajes del Antiguo
Testamento han sido y serán siempre venerados como santos en todas las
tradiciones litúrgicas de la Iglesia. Catecismo de la Iglesia Católica No. 61
Por ello es que en los altares de la iglesia hay imágenes de
santos y santas, que han sido un gran ejemplo de vida, por ello se les recuerda
con devoción y se les venera porque son un vivo ejemplo de hacer vida el
evangelio. El problema está en el error
de hacer de una imagen un ídolo y darle ciertos atributos que solo Dios tiene.
Ciertamente ellos tienen la capacidad de interceder por nosotros, porque la
oración de los santos es poderosa, porque ellos están en comunión santa en el
cielo y la palabra de Dios dice claramente que la oración de los santos sube
como humo agradable a la presencia de Dios.
Para mencionar algunos santos antiguos podríamos nombrar a Elías
y a Moisés personas que en su momento se le aparecieron a Jesús y lo
confortaron. Esto demuestra que los santos están en el cielo. Además el pueblo
de Dios que es la iglesia es una comunidad de hombres y mujeres santos que
viven en comunión, porque es el mismo sentir en el quehacer del evangelio,
estamos en comunión al creer en un único Dios, al creer en su hijo Jesucristo y
al creer en el espíritu santo. Esta
común unión, nos diferencia de muchos, al tener comunión con el Papa y la
estructura administrativa y jerárquica de la iglesia.
No lo olvides, tienes que buscar la santidad, para
pertenecer al circulo de los santos y no quedarte afuera, para pertenecer a
Dios, y con ello estar en la comunión de todos los santos, la razón ya te la he
dicho pero la repito, porque Dios es santo. Recuerda que en esto no estas sol@
cuentas con el auxilio del espíritu santo que te ayudará a comprender las leyes
divinas y con ello saber la exigencia de ser santos. No olvides que contamos
con una gran legión de santos, que ya están en comunión con Dios en los cielos
y que con cuya protección contamos. Ni un solo cristian@ esta libre de la
protección especial de los santos que nos han antecedido.
Por favor, no te quedes solo en la lectura o escucha de esta
catequesis, te invito a que la hagas vida, por ello mantente en comunión en la
santidad, porque Dios no es un Dios de confusión, sino de paz dice la palabra y
para hacer vida la comunión de los santos debes regirte de acuerdo a la
voluntad de Dios. Los que han muerto pero han nacido a la vida eterna han
dejado un gran ejemplo sobre la comunión de los santos, ahora te toca a ti,
empieza por hacer vida esta comunión de acuerdo a la palabra de Dios.
1Co 14,33 pues Dios no es un Dios de confusión, sino de paz.
Como en todas la Iglesias de los santos,
Ora por todas las personas que tu sabes que están desviando
del camino.
Luis Mayorga ministerioisaias@gmail.com
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