El evangelista Lucas ubica el comienzo de su narración en
el ambiente de los anawin, los pobres del Señor, o sea aquellos que se
someten con gusto a la voluntad de Dios, firme en la fe que el Señor les dará
la salvación en el tiempo oportuno. A los anawin el Señor promete enviar el
Mesías. Esta promesa de Dios se cumplirá en Jesús de Nazaret que entrando según
su costumbre el sábado en la sinagoga, proclama que la promesa de Dios
pronunciada por medio de Isaías se ha cumplido en Él. Solo los anawin pueden
recibir del hijo de José el carpintero y de María la alegre nueva de la
salvación, los otros desgraciadamente se escandalizan. San Lucas 1,26-38
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