SANTIAGO NOS INVITA A REFLEXIONAR SOBRE LA LECTURA SANTIAGO
12,1-18 DONDE CLARAMENTE NOS EXHORTA sobre las pruebas de la vida. Un buen
cristiano, ante las tentaciones que se presentan a diario, no tiene que echar
la culpa a Dios ni a ningún factor de afuera. La tentación nos viene de nosotros
mismos. A cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y
seduce, el deseo concibe y da a luz al pecado, el pecado cuando se comete
engendra muerte. De Dios solo nos vienen los dones y fuerza. Él solo sabe
ayudar y nos ha destinado a ser primicia de sus criaturas.
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