
Cierto es que muchas personas que están alrededor nuestro podrían
tener un poco más de éxito en la vida si nosotros les tendiéramos la mano. Si
no estuviéramos siempre pronto para criticarles, sino para comprenderles y
ayudarles.
También es verdad que cada uno es responsable de sus actos.
Si Saúl abandonó a Dios y no obedeció, inició un camino que sólo le podía
llevar al desastre. Lo mismo nos pasa a nosotros. Pero siempre y cuando sí dejamos
lo cual puede ser decisivo, esto es la ayuda fraterna. No lo olvides.
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