
La muerte es un misterio, también para nosotros. Pero queda
iluminada por la afirmación de Jesús. Yo soy la resurrección y la vida, el que
crea en mí no morirá para siempre. No sabemos cómo, pero estamos destinados a
vivir, a vivir con Dios, participando de la vida pascual de Cristo, nuestro
Hermano.
La existencia definitiva a la que somos invitados a pasar en
el momento de la muerte tiene leyes muy particulares distintas de las que rigen
en este modo de vivir que tenemos ahora. Porque estaremos en una vida que no
tendrá ya miedo a la muerte y no necesitará de la dinámica de la procreación para
asegurar la continuidad de la raza humana. Es ya definitiva.
Jesús te asegura, que si participas de su eucaristía tendrás
vida eterna y que resucitaras el ultimo día. La eucaristía, que es ya comunión con
Cristo, es la garantía y el anticipo de esa vida nueva a la que el ya ha
entrado. La muerte no es tu destino. Estas invitado a la plenitud de la vida.
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