A TI TE ENCANTARÍA PODER VER A JESÚS, EXPERIMENTAR CON
CLARIDAD SU PRESENCIA JUNTO A TI. Como les hubiera encantado a sus apóstoles
no haber oído de su marcha o su Ascensión. A ti te gustan las seguridades, las
comprobaciones visibles a corto plazo. Y, sin embargo, en su ascensión, El
Señor no abandonó a su iglesia. Te ha prometido una doble presencia que tendría
que llenarte de ánimo. 1 la del mismo cristo, ahora resucitado, que no ha
dejado de estar presente, lo que pasa es que lo antes era su presencia visible,
ahora sigue siendo real, pero invisible. Su ausencia es presencia de otra
forma, porque Él ya está en la existencia escatológica, definitiva, pascual. 2
y la presencia de su espíritu, que actúa de abogado y defensor, de animador de
nuestra comunidad, de eficaz protagonista de los sacramentos, de maestro que
hace madurar la memoria y tu fe.
Si creyeras en verdad esto, no caerías en el desaliento ni
la tristeza, ni te conformarías con una vida lánguida y perezosa. Juan 16,5-11
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