TOMADO DEL EVANGELIO SEGUN SAN JUAN 8,1-11 Los que dirigían la fe del pueblo de Israel ya habían decidido acabar con la adúltera y por supuesto con Jesús. Para fundamentar su decisión de llevar a un final satisfactorio para ellos le fueron a preguntar para ponerle una trampa y así hacerlo caer. Jesús sabía las intenciones de sus detractores y por ello no le toma importancia y se mantiene al margen de las acusaciones, para ello simplemente escribía mirando al suelo.
Nunca se imaginaron ni lo previeron que Jesús saldría, como primer momento, no en defensa de la mujer y de la ley de Moisés, sino en rescate del ser humano que muchas veces es aplastado por las instituciones, entiéndase en la mayoría de las veces gubernamentales. No condenó a la adúltera y le permite su libertad de no pecar más y con ello refugiarse en la misericordia de Dios. Si la hubiera condenado, le habría cerrado el gozo de encontrar a Dios.
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