LOS MERCADERES DE LA FE, YA NO OPERAN AFUERA DEL TEMPLO, SINO ADENTRO DEL MISMO, disfrazados de cultos a Dios. El texto Juanico nos permite sentir que la liturgia rompe con el sentido narrativo de relatos anteriores. Juan 2,13-22 sin embargo no es así. Apunta a dimensión fundamental de la comunidad cristiana, la del culto y la espiritualidad. El culto que Jesús propone es novedoso, no hace distinción de personas, sino que se dirige a toda la comunidad humana, no está mediado por un negocio económico, con la fachada de retiro, congreso, asamblea para lograr hacerse de buenos centavos, alguna prebenda política utilizando el nombre de Dios para lograr impactar en la mente de los pobladores o acto ritual exclusivo.
Este enfoque es clave y actual para la vivencia del culto y la espiritualidad de hoy. El culto tiene que estar al servicio de toda la humanidad y ha de universalizarse. La espiritualidad auténtica ha de encarnar una relacion con Dios que nada tenga que ver con marketing y acciones violentas, sino con la actitud de hijos e hijas que somos en su hijo, quien nos hace hermanos y hermanas. ¿en nuestro culto hay espacios de acogida y cuidado humano? ¿es nuestra espiritualidad encarnada y humanizadora?
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