¿En que crees tú? ¿En quien crees tu?, porque el hombre siempre tiene que creer en algo o en alguien y no puede dejar de hacerlo. ¿Cuántas veces te has sentido defraudad@ por que en quien crees o en lo que crees te ha fallado? ¡Muchas veces! Y si yo te pregunto ¿Quién es Jesús? Seguramente me contestarías según tu criterio o tomando el criterio de los demás. Si me contestas sobre Él… ¿sabes quien es Él? Y la respuesta probablemente varíe por que es necesario conocerlo para creer en el. Pues bien, hoy te hablaré del porque creo en Jesucristo y sé que al final de la catequesis obtendrás tus propias conclusiones y descubrirás si realmente crees en Jesucristo o solo sabes de Él por lo que has oído, o te han dicho pero no porque estas con Él.
Para iniciar este nuevo ejercicio con lo cual buscas incrementar tu santidad, te invito a que abras tu biblia o bien leas aquí 1Jua 5,6-11 y déjate iluminar por la palabra de Dios.
6. Jesucristo es el que vino a lavar nuestros pecados con agua y sangre, no vino con el agua solamente, sino con el agua y con la sangre. Y el Espíritu es el que testifica que Cristo es la misma verdad.
7. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: El Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son una misma cosa.
8. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: El espíritu y el agua, y la sangre; y estos tres testigos son para confirmar una misma cosa.
9. Si admitimos el testimonio de los hombres, de mayor autoridad es el testimonio de Dios; ahora bien, Dios mismo, cuyo testimonio es el mayor, es el que ha dado de su Hijo este gran testimonio.
10. El que cree, pues, en el Hijo de Dios, tiene el testimonio de Dios consigo o a su favor. El que no cree al Hijo, le trata de mentiroso, porque no ha creído al testimonio que Dios ha dado de su Hijo.
11. Y este testimonio nos enseña que Dios nos dio vida eterna, esa vida está en su Hijo Jesucristo.
Escrito está, todos somos pecadores y no se salva ni uno. Cuando Abraham dialoga con Dios sobre Sodoma y Gomorra, Abraham le pide a Dios que no ponga su mano si encuentra por lo menos 10 justos. El resultado lo conocemos.
Desde que la humanidad entera perdió el paraíso dejó que el pecado la aprisionara y sus efectos los encuentras en la historia de la misma humanidad. La humanidad ha cometido toda clase de pecados, acciones no agradables a Dios y esto hizo que el hombre se alejara de Dios. Entonces no pudiendo el hombre acercase a Dios por sí mismo, le es imposible al hombre retornar a la casa del Padre.
Dios ama mucho al hombre y cumpliendo su promesa hecha a los primeros hombres de la tierra envía a su hijo Jesucristo que vino para lavar los pecados de toda la humanidad y lo hizo con agua y con sangre. Si lo hubiese hecho solo con agua no era suficiente, recordemos que la biblia nos muestra muchos pasajes donde el agua tiene efectos purificadores en el hombre, la idea de Dios no es solo purificar sino también dar vida y Jesucristo vino a darla al entregar su sangre en el cáliz del martirio a muerte en la cruz.
Para dar veracidad a esto es necesario un testigo, porque los testigos presenciales del tiempo en que Jesucristo se manifestó en la tierra ya no existen, solo quedan los escritos, que al día de hoy y tomando en consideración lo materialista que el ser humano se ha vuelto nos encontramos con que hasta la existencia de Jesucristo puede ser discutida y negada por algunos. ¿Entonces, quien puede ser el testigo?
Tiene que ser un testigo que se manifieste en los que creen en los que tienen fe, porque todos los que han creído es porque el testigo se ha manifestado en ellos y es por ello que han tenido fe, pero no la fe que mostraron muchos la cual era como un castillo de arena que al menor movimiento o viento lo bota. Este testigo es el Espíritu que viene de Dios, el mismo que se manifestó a Abraham, a Moisés y a muchos profetas. Este testigo se manifiesta cuando el sujeto cree, Abraham creyó y su esposa no, Moisés creyó y los que le acompañaban no, ellos creyeron en Moisés pero, dejaron de creer en el en muchas ocasiones y se manifestó cuando Moisés subió al monte, recuerda lo que dice la escritura, se dio el pueblo a toda clase de libertinaje. Los profetas creyeron y no dudaron en dar su vida por lo que creían y sin dejar atrás te menciono a la Virgen María que también creyó.
Este espíritu es un testigo fiel y hasta la fecha nadie ha podido refutarlo como tal. Y como testigo que viene de parte de Dios testifica que Cristo es la misma verdad, y esto ha sucedido por más de 2,000 años.
La palabra de Dios es bien clara sobre los testigos, menciona al Padre el cual es Dios y de quien Jesús dijo en una ocasión que el Padre daba testimonio de Él. ¿Acaso tu puedes contradecir a Dios? Creo que no puedes, como tampoco puedes contradecir lo que está escrito en las sagradas escrituras, que son un testimonio escrito por diversos escritores en diferentes épocas y situaciones, ellos escribieron lo que les sucedió, lo que vieron o experimentaron en su momento. Escriben sobre la experiencia que tuvieron con Dios, y uno de ellos es Moisés y por el momento no se ha podido refutar lo escrito por el, aún compararandolo con escritos por historiadores paganos.
Dios es testigo de Jesucristo, lo que creyeron los que tuvieron fe y lo más asombroso que lo creyeron unos reyes de oriente o magos, como tu quieras llamarles, le fueron a rendir culto en lo que conocemos como la epifanía del Señor.
Los evangelistas han dejado por escrito lo que sucedió en el momento del bautizo de Jesús y lo que Dios dijo sobre Jesús.
Otro testigo fiel es el verbo, y el verbo es nada mas y nada menos que el mismo Jesús, el fue quien se hizo carne y habitó entre la humanidad, es también Jesús testigo de Dios y vino a mostrarlo a la humanidad el cual puede ver a Dios, su imagen por medio del Espíritu.
Recuerda como inicia Juan su evangelio, mencionando el verbo, el cual estaba con Dios y era Dios. La mente pagana no lo entiende pero la mente espiritual si lo entiende.
Y el otro testigo es el Espíritu Santo, el que emana del mismo Dios y si pones atención a la palabra que leíste, los tres son la misma cosa, pero que se manifiestan de diferente manera en su momento y época, primero se manifestó Dios al pueblo de Israel, luego Jesús a la humanidad y hoy por hoy se manifiesta el Espíritu Santo a toda nación y lengua cumpliéndose así la escritura. ¡Y aun así los doctores de la ley no entendieron y no entendieron porque sus ojos estaban cerrados a la acción del espíritu de Dios, porque se habían vuelto ritualistas y su corazón se había endurecido y estos mismos buscaron la muerte de Jesús.
Solo el que tiene abierto el corazón y esta dispuesto a las cosas del espíritu puede entender el espíritu y puede entender este misterio de los testigos y comprender la trinidad en toda su dimensión, el resto, seguirá maquinando e inventado cosas para evadir una gran verdad.
Los que creyeron se suman por miles alrededor del mundo, tanto del ayer como del hoy.
Tres son los que dan testimonio de Jesús en la tierra, el espíritu, el agua y la sangre, los tres confirman la divinidad de Jesús el Hijo Único de Dios, el enviado para salvar a las naciones. El espíritu que es el que se manifiesta en los creyentes, el agua que fue el elemento utilizado para su bautizo y es el elemento que utiliza la iglesia para injertarnos en la Iglesia y recibir los dones del Espíritu Santo y por último tenemos la sangre la cual mojó la tierra, la misma que brotó del cuerpo de Jesucristo como ofrenda de sacrificio, la misma que ofrendó a los discípulos en la Santa Cena y la misma que todos los creyentes toman en la comunión en la especie del vino consagrado.
Esta sangre es la que clamó a Dios, la sangre que dio vida a todos los muertos a causa del pecado, estos testigos seguirán atestiguando hasta la venida del Señor. Con semejantes testigos no hay duda de que Jesucristo es el hijo, el cordero que quita el pecado del mundo y en eso han creído los padres de la iglesia, los doctores y los santos. No dudaron incluso dar su vida en pos de esta creencia, como lo hizo San Pablo, San Pedro y muchos más que la historia registra. Así como registra a los creyentes contemporáneos.
Como siempre en la mayoría de los casos lo que se ve se cree o bien es necesario contar con testigos oculares de los hechos o acontecimientos. El testimonio admitido de los hombres son todos aquellos que convivieron con Jesucristo. Que le vieron y estuvieron con él, estos acontecimientos se transmitieron en forma verbal de unos a otros en diversos lugares y países y de ahí nació la fe por el oír lo que estos trasmitieron de voz a voz, luego lo plasmaron en rollos, hasta el día de hoy que manejamos traducciones de esos rollos en forma de libro.
Pero hay alguien más grande que el testimonio del propio hombre y este es Dios. Quien es el mayor testimonio, porque el mismo se hizo carne para habitar entre nosotros y si lo quieres ver así Dios es el mismo Jesús aunque a muchos les cueste creer tal cosa. Al respecto de este misterio hablaré en próxima catequesis. De momento queda como testigo aquel que es creador de todo cuanto existe, el más grande, y es por ende el mayor testimonio que se pueda tener y ¿quién da testimonio de Dios? Queda claro, el mismo Jesús da testimonio de Dios, y ¿y quien da testimonio de Jesús? El mismo hombre da testimonio de Jesús, tanto así que la existencia de el no se puede negar, la historia se divide en antes de Cristo y después de Cristo siendo esto una prueba concluyente del porque muchos creemos en Jesucristo como el hijo de Dios.
El santo escritor del texto sobre el cual versa esta reflexión dice con autoridad que el que cree en el hijo de Dios tiene el testimonio de Dios consigo y el que no trata de mentiroso al que cree y por ende trata de mentiroso al mismo Dios. La razón es simple, lo hace porque no cree en Dios que ha dado a su único hijo.
Con personas como las descritas se escuchan comentarios todos los días, son materialistas o ateos o simplemente están esperando aun la venida del mesías, sin saber que ya hace como 2 siglos que vino a este mundo a anunciar la buena nueva, el amor del padre.
La gran nube de testigos no se puede contar, tanto los que han partido al encuentro del Padre como los que aun estamos aquí en la tierra, el libro del apocalipsis hace mención de esta gran nube de testigos.
Los milagros que hizo Jesús son muchos en relación a los pocos que dejaron escritos los evangelizadores, estos a su vez transmitieron estos acontecimientos a otros de viva voz y así ha llegado a nuestros oídos. Porque la fe, nace de escuchar la palabra, y la palabra que escuchamos es la palabra de Dios, es por ello que la Iglesia cree en los testigos mencionados que son quienes dan fe de nuestras creencias.
El testimonio que dejan, además de la existencia de Dios, el Hijo y el Espíritu Santo, es un testimonio de vida eterna y esta vida esta en el Hijo de Dios, Jesucristo. Vana sería tu fe y la mía si Cristo no hubiese resucitado, pero lo hizo, por acción del Padre. La iglesia a dado testimonio con el transcurrir de los años y desde los mismos albores de la Iglesia en la resurrección del hijo, para Gloria y honra del Padre, Todopoderoso, creador del cielo y la tierra.
Probablemente tu te acercaste a la Iglesia porque ya estabas cansad@ del camino, porque ya no aguantabas tus propias cargas. Probablemente tus padres te transmitieron la fe plagada de ritos, tradiciones y costumbres que aun conservas hoy en día. Quizás tú en alguna ocasión le prestaste oídos a lo que los paganos discuten acerca de Jesús. Yo no puedo adivinarlo, pero en la vida a veces sucede alguno de los casos mencionados.
¿Dónde fue que conociste a Jesucristo? Lo conociste porque sucedió un hecho importante en tu vida, pero es la Iglesia quien te lo da a conocer por medio de las catequesis, conferencias, homilías etc. Pero más te lo da conocer por medio del testimonio de todos los santos que caminan por el sendero de paz que Jesucristo muestra.
Este Jesucristo es el que te lavó tus pecados, el que dejó tus ropas más blancas que la nieve, el que te perdonó todo el mal que hiciste y cuanto pecaste. El te lavó por medio de las aguas del bautizo y con su propia sangre que derramó en la cruz, para que tú lavaras tu espíritu que estaba inmundo por la porquería del pecado.
El bautismo por sí solo no es suficiente, es por ello que Jesús dio su sangre y es la misma que tú bebes cuando comulgas. Entonces sucede algo que nadie puede ver, el Espíritu Santo testifica ante Dios que eres su hijo adoptivo, porque has sido redimido por su hijo Jesucristo.
Ante este conocimiento, pregunto ¿Cómo es posible que muchos renieguen después de este conocimiento? Se dejan convencer por teorías fantásticas, por teorías materialistas, hay quienes han renunciado a la fe, porque creen que los marcianos ya vienen.
Es increíble ver como muchos se asustaron cuando entro el año dos mil, donde los ignorantes profetizaban catástrofes a nivel mundial por el efecto y2k, los listos hicieron fortunas escribiendo libros sobre el tema, ahora tenemos que el año 2012 será el fin del mundo, es lamentable que los mismos hijos de Dios, que dicen serlo caigan en estas tonterías.
Otros cambian de religión y se someten a ritos para ser bautizados nuevamente, donde se da la negación de Jesucristo y de Dios. Hay quienes se vuelven practicantes de cultos obscuros y satánicos.
Puedo decir con certeza, que nunca creyeron en Jesucristo. Lo utilizaron en su momento como Judas lo utilizó para sus propios fines. Los que huyen de la Iglesia, los que se cambian de religión y culto como cambiarse ropa intima, simplemente, nunca creyeron en Jesucristo en su real dimensión y se han burlado y burlan de la acción del Espíritu Santo que testifica que Cristo es la misma verdad, el camino y la vida.
Si tu crees en Dios, crees en Jesucristo, si tu crees en Jesucristo crees n el verbo que se hizo carne, el mismo verbo que estaba con Dios en el principio y si tu crees esto, crees en el Espíritu Santo que es el tercero y enviado a la tierra para estar con todos nosotros hasta el fin. Porque Jesús dijo, estaré con vosotros hasta el fin y esto es posible gracias al paráclito divino.
Los tres son lo mismo y por lo tanto Dios está con nosotros. Esta trilogía es difícil de entender para muchos, pero no para los hijos de Dios que tienen en si el don de la ciencia y sabiduría.
La fe opera por sí sola, pero los materialistas, los que todos lo pasan por la razón andan en tinieblas y les es difícil entender esta gran verdad, muchos son los detractores de la trinidad y sustentan sus argumentos en estudios sobre religiones paganas y ancestrales que bien pueden confundir al creyente católico que no se instruye en la doctrina.
Si no crees en Jesucristo, te digo que no crees en Dios. Y si no crees en Dios, te aseguro que todavía te preguntas de donde vienes y hacia donde vas.
Los testigos que la fe nos presenta son veraces. Los testigos que la ciencia presenta son inventados. Aunque ellos mismos presentan históricamente la existencia de Jesús y presentan a la secta de los cristianos como los menciona la historia de Roma.
Yo creo en Jesucristo, porque he tenido un encuentro personal con EL. Me a sanado de mis heridas, me dio su perdón y sé de su grandeza, por ello me esfuerzo por trabajar en pro del Reino y desde que fui a su encuentro, no he dejado de hacerlo, desde mis limitaciones como la laico que la misma institución eclesiástica impone.
Aun así, desde los breves espacios que he obtenido, seguiré en la lucha de anunciar las maravillas del reino. Creo en los testigos celestiales, Dios, Hijo y Espíritu Santo, porque cuando leo la biblia experimento la voz de ellos por medio de su espíritu santo, porque he visto y quizás seguiré viendo las maravillas que hacen alrededor de mi persona, tanto en la familia, comunidad, sociedad.
Así que yo por lo tanto me convierto en un testigo terrenal, al igual que tú, y muchos más alrededor del mundo, somos la gran nube de testigos, que dan veracidad de Jesucristo.
Tú recibiste el Espíritu Santo, por medio del agua y la salvación por medio de la sangre, que son los testigos en la tierra que dan testimonio del Hijo. Te digo, es tarea de tu persona el ser testigo de las verdades bíblicas. Sin embargo me encontrado con cristianos miedosos, que temen hablar de las cosas de Dios en todo momento, lugar o circunstancia, porque las leyes sociales se los impide, o por temor a perder a sus amistades, o perder su trabajo, no tuvo miedo el agua, no tuvo miedo Jesucristo, ¿Por qué lo has te tener tu?.
¿Acaso no has oído hablar de los mártires de la iglesia? No tuvieron miedo de testificar y enfrentarse al gran jurado de las tinieblas, ciertamente pierden el cuerpo, más no la vida y Jesús habló de ello en una ocasión.
Espero que tú no te cuentes entre los cobardes, que temen dar testimonio de su fe, porque como ciudadano del Reino, conoces al Hijo de Dios, y tus acciones, deben de ir encaminadas a dar testimonio, ser un testigo fiel.
Es triste ver entre la grey católica, cuando de evangelizar se trata, huyen, temen, no les gusta de ir puerta a puerta y anunciar la buena nueva. Jesús mandó a los 12, estos recibieron una porción del Espíritu Santo, tú recibiste tu ración entonces ¿Por qué no ser testigo fiel?
Cuando de evangelizar se trata, ponen excusas, pretextos, peros de todo tipo, se inventan enfermedades, dolores de cabeza, lo cierto es que no creen lo suficiente y su fe se resume a una mera tradición de costumbres folklóricas, como si esto fuese más importante que anunciar la buena nueva.
Ser testigo es fácil, cuando se trata de estar detrás de un pulpito frente a muchos oyentes que los más lo único que hacen es calentar banca, lo cierto es que ser testigo es difícil cuando de ir en búsqueda de la oveja perdida se trata, porque hay que tocar puertas, caminar por senderos estrechos, calles obscuras o que se yo, es más fácil ser testigo cuando estamos cómodamente en un salón, con buen sonido y cómodamente sentados, es difícil cuando tienes que salir a la calle y buscar a los oyentes y alzar tu voz, pero ni Juan el Bautista dejo a pesar de clamar en el desierto de ser un testigo del que venia.
Tu y yo, somos los testigos de este tiempo moderno, somos los que damos fe y veracidad de Jesucristo, y no debemos temer, porque debemos mostrar al mundo la existencia de un ser celestial creador de todo cuanto existe y de su hijo Jesucristo que vive y reina por siempre.
El hombre admite el testimonio de los hombres, y le es difícil admitir el testimonio de Dios, la razón es porque el hombre se cree todopoderoso y deja de lado a Dios. Te digo, la mayor autoridad en relación a testimoniar sobre Jesucristo es Dios, porque el mismo Dios dio a su hijo y por lo tanto da el más grande testimonio de la historia.
Tú como creyente, lo aceptas por fe. Tu como científico te debates entre la fe y la razón, pero te digo que ha habido grandes pensadores, grandes científicos que han aceptado el testimonio de Dios y han aceptado a Jesús en su vida.
Tu que te alejaste de la Iglesia, es como si el testimonio que dabas, lo revirtieras, lo negaras con tus nuevas actitudes. Muchos lo han hecho, y han negado como lo hizo Pedro, el conocer a Jesucristo, porque Satanás el malo, les ha infundido temor con tal de preservar tu status social o laboral, político o científico, porque la razón te ha nublado el entendimiento, como les sucedió a los doctores de la ley en el tiempo de Jesús.
Esta catequesis, es para analices tu situación con respecto a tu creencia, si no crees ¿Por qué? Y si crees ¿Por qué? Todo en la vida, tiene una respuesta, y la respuesta se llega en base a la investigación, tanto científica como espiritual. Cada campo tiene su propio entorno de investigación, para los astrónomos, el universo exterior, para los paleontólogos, la misma tierra y así, para los creyentes las fuentes históricas, la tradición, la biblia y el magisterio de la iglesia. Al final, fe y razón pueden concordar y demostrar la existencia del Hijo de Dios como divinidad y verbo proveniente del mismo Dios. Y con ello tu fe quedará intacta, porque estarás aceptando el testimonio de los hombres, pero al final, estarás aceptado el testimonio de Dios, cuya existencia ha quedado demostrada por estudios y hallazgos que la misma ciencia ha realizado. La ciencia también se queda atónita ante acontecimientos milagrosos ante los cuales no tiene explicación. Notándose en dicho acontecimientos, la mano del creador de todo cuanto existe.
Si tu crees en Jesucristo, tienes el testimonio de Dios contigo mismo y a tu favor, porque has experimentando en tu vida, la presencia de Jesucristo. Sabes muy bien que el que no cree, te puede tildar de mentiroso, porque no cree y no da crédito al testimonio de Dios que ha dado a su hijo para su salvación.
Afiánzate en tu fe, no dejes de leer las escrituras, no dejes de interesarte en los documentos del magisterio, no dejes que tu espíritu duerma, al contrario mantenlo despierto y escudriña más y más… que tu avidez de conocimiento no se detenga, porque vendrá otro que quiera confundirte, pero mientras más estudies la biblia, mayor será tu conocimiento.
¿De que sirve el que tu des testimonio?, pues te digo, de la misma manera en sirve el que Jesucristo dio testimonio, es decir, testimonio de que Dios te da la vida eterna que esta en su hijo Jesucristo. Este testimonio es el que vale, que el mundo que se mueve por efecto de la materia conozca que no solo hay vida hoy, sino que después de la muerte viene la vida eterna, la que está prometida, la que está al lado de Jesucristo, que un día vendrá en toda su gloria. Tu no tienes el porque evadir tu responsabilidad de dar testimonio, porque eres luz y sal de la tierra, el que está llamado a iluminar a los están en tinieblas, a los que creen que el hedonismo es suficiente, a los que creen que ya no hay esperanza.
No puede haber en ti egoísmo, todo lo contrario, lo que recibiste gratis, dalo gratis. Y recuerda que cuentas con el testimonio de Dios, Jesús, el Espíritu, el agua, la sangre y con semejantes testigos es más que suficiente para animarse a dar testimonio de tu creencia y la mía.
Pero que mejor, si ilustro lo anteriormente dicho con un relato, y este relato tiene por nombre el cuadro de Jesús, lee con atención:
Había una vez, un joven estudiante de arte de una gran universidad. Su profesor lo quería mucho. Un día, lo visitó a su habitación y quedó sorprendido ante lo que vio allí. Más que otra cosa, aquello parecía una galería de arte pornográfico. Las paredes estaban llenas de desnudos de una crudeza incitante, posiciones indecorosas, el sexo y la carnalidad eran el tema principal de las pinturas, a las cuales no podía llamárseles obras de arte. El profesor se sintió sumamente desalentado y abandonó la habitación, pero no le dijo una sola palabra a su discípulo.
Sin embargo, pensó en lo que podía hacer para ayudar a aquel joven. Se le ocurrió una idea, buscó un hermoso cuadro de Jesucristo, se lo regaló y le dijo:
Este cuadro es para que lo coloques en tu habitación…
El joven lo aceptó con muchísimo agrado e inmediatamente se fue a colocarlo. Quiso hacerlo en la pared del centro, pero se dio cuenta que no era propio hacerlo ahí por los otros cuadros que lo rodeaban, y así fue probando, pared por pared…
En cada una de las cuatro paredes sucedió lo mismo, Jesucristo no cabía entre aquellos desnudos indecorosos.
Al fin, supo lo que tenía que hacer… quitó todos los cuadros, los amontonó en el piso y colocó únicamente el de Jesucristo.
Esto te digo herman@, en tu vida de creyente no hay lugar para más cuadros, solo el cuadro de Jesús, que es el que da testimonio, haciendo esto tu darás testimonio de aquel que te salvó, que salva, el que da vida eterna, el que te da vida eterna, y sea donde sea. Por ello, tú tienes que dar testimonio del Hijo de Dios en cualquier ámbito donde te muevas, siendo un hijo de Dios. Ser como el cuadro de Jesús, que sea capaz de quitar todo aquello que afea tu entorno.
Como es bien sabido, el magisterio nos ofrece sus enseñanzas, es por ello que hoy cito lo que dice el concilio vaticano II en la Lumen Gentium en su numeral 9 con el afán de que tú tengas una idea más amplia a lo anteriormente expuesto:
En todo tiempo y lugar son aceptos a Dios los que le temen y practican la justicia. Quiso, sin embargo, el Señor santificar y salvar a los hombres no individualmente y aislados entre sí, sino por la constitución de un pueblo que le conociera en la verdad y le sirviera santamente. Eligió como pueblo suyo al pueblo de Israel, con quien estableció un pacto y a quien instruyó gradualmente manifestándosele a Sí mismo y a sus divinos designios a través de su historia, y santificándolo para Sí. Todo esto lo realizó como preparación y símbolo del nuevo pacto perfecto que había de efectuarse en CRISTO, y de la plena revelación que había que hacer por el mismo VERBO de Dios hecho carne. HE AQUÍ QUE LLEGA EL TIEMPO DICE EL SEÑOR, Y HARÉ UN NUEVO PACTO CON LA CASA DE ISRAEL Y CON LA CASA DE JUDÁ. PONDRÉ MI LEY EN SUS ENTRAÑAS Y LA ESCRIBIRÉ EN SUS CORAZONES, Y SERE DIOS PARA ELLOS, Y ELLOS SERÁN MI PUEBLO… TODOS, DESDE EL PEQUEÑO AL MAYOR, ME CONOCERÁN AFIRMA EL SEÑOR.
(Jer 31,31-34). Pacto nuevo que estableció CRISTO, es decir, el nuevo testamento en su sangre, convocando un pueblo de entre los judíos y los gentiles, que se condesara en unidad no según la carne, sino en el espíritu, constituyera un nuevo pueblo de Dios. Pues los que creen en Cristo, renacidos de germen no corruptible, sino incorruptible, por la palabra de Dios vivo, no de la carne, sino del agua y del Espíritu Santo, son hechos por fin linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo de adquisición… que en un tiempo no era pueblo, y ahora es pueblo de Dios.
Ese pueblo mesiánico tiene por cabeza a CRISTO, que fue entregado por nuestros pecados y resucito para nuestra salvación, y habiendo conseguido un nombre que está sobre todo nombre, reina ahora gloriosamente en los cielos. Tiene por condición la dignidad y libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como un templo. Tiene por ley el mandato del amor, como el mismo Cristo nos amó. Tiene últimamente como fin la dilatación del reino de Dios. Iniciado por Dios mismo en la tierra, hasta que sea consumado por El mismo al fin de los tiempos, cuando se manifieste CRISTO, nuestra vida, y la misma criatura será libertada de la servidumbre de la corrupción para participar en la libertad de los hijos de Dios. Aquel pueblo mesiánico por tanto, aunque de momento no contenga a todos los hombres y muchas veces aparezca como una pequeña grey, es el germen firmísimo de unidad, de esperanza y de salvación para todo el género humano. Constituido por CRISTO en la comunidad de vida, caridad y de verdad, es empleado también por EL como instrumento de la redención universal y es enviado a todo el mundo como luz del mundo y sal de la tierra.
Así como el pueblo de Israel según la carne, peregrino por el desierto, es llamado alguna vez iglesia, así el nuevo Israel, que avanza en este mundo hacia la ciudad futura y permanente, se llama Iglesia de CRISTO, porque EL la adquirió con su sangre, la llenó de su Espíritu y la proveyó de medios aptos para una unión visible y social. La congregación de todos los creyentes que miran a Jesús como autor de la salvación y principio de la unidad y de la paz, es la Iglesia convocada y constituida por Dios para que sea sacramento visible de esta unidad salutífera para todos y cada uno. Rebasando todos los límites de tiempos y lugares, entra en la historia humana con la obligación de extenderse a todas las naciones. Caminando la Iglesia a través de peligros y de tribulaciones, de tal modo se ve confortada por la fuerza de la gracia de Dios que el Señor le prometió, que en la debilidad de la carne no pierde, su fidelidad absoluta, sino que persevera siendo digna esposa de su Señor, y no deja de renovarse a sí misma bajo la acción del Espíritu Santo hasta que por la cruz llegue a la luz sin ocaso.
Hasta aquí lo expuesto por la Iglesia, ante esto, ¿Cómo no creer en Jesucristo? No hay ninguno igual a El, no hay ni uno solo que haya dado su vida por toda la humanidad y de esta manera poner en paz al hombre con Dios. Por ello, yo creo en Jesucristo y porque los testigos me lo han atestiguado en lo personal, como lo han hecho con el pueblo nuevo de Dios, la Iglesia.
En esta ocasión presenté un texto bíblico que habla sobre Jesucristo y de los testigos que testifican sobre Él, porque lamentablemente la razón te exige una prueba real del porque nosotros los cristianos creemos en Jesucristo. Siendo la biblia una fuente de investigación y aceptada por varios científicos que prueban la existencia de lugares, hechos y personajes en la historia del hombre, documentados en la biblia, es pues, la biblia un testigo hasta nuestros días de la veracidad de los hechos con respecto a Jesucristo, que es de lo que trata esta catequesis.
Los testigos son Dios, el hijo, el espíritu santo, el agua, la sangre y la tierra, a esto súmale los miles de testigos humanos, hoy santos, que ya están en la presencia de Dios, pero que dejaron una huella profunda aquí en la tierra, menciono algunos Padre Damián, Juan Pablo II, Teresa de Calcuta, San Martín de Porres, San Francisco etc.
A estos súmale los testigos de hoy en día, que tu ves a diario en la iglesia, los que trabajan en los ministerios, en los diferentes movimientos, ordenes religiosas, sacerdotes y tantos otros, que según testimonio viviente de la fe que profesamos, añádele a los hermanos cristianos de otras denominaciones separados de la Iglesia Universal.
Lo afirma también el concilio vaticano II, que se llevo a cabo el siglo pasado, ante esto, bien vale la pena, quitar todos aquellos cuadros que no dan testimonio de Jesucristo y poner el corazón lleno del amor de Dios y nosotros como laic@s comprometidos en la evangelización presentar y dar a Jesucristo así como lo hizo la Virgen María.
No agrego más, pero quede como constancia esta catequesis, como testimonio de un testigo más de la existencia de Jesucristo.
Dios te pide perseverar y es por ello que dice lo siguiente en 1Jua 5,10
Quien cree en el hijo de Dios posee el testimonio dentro de sí. Quien no cree a Dios le hace mentiroso, porque no ha creído en el testimonio.
Queda claro entonces que tu mism@ eres fuente de fe porque llevas dentro de ti el testimonio del Dios vivo en quien creemos y por ende en Jesucristo.
Oremos: Gracias te doy Señor porque me cuento entre los testigos que creen en Jesucristo, porque te llevo dentro de mi por acción de tu Espíritu Santo, siendo testigo tuyo Señor, dame la fuerza necesaria para perseverar en tu evangelio y ser Luz para los que andan en tinieblas, dame fuerzas Señor para mostrar por medio de actitud de vida un ser humano mejor y dejar testimonio de mi valentía para mostrar al mundo a tu hijo por cualquier medio posible. Ayuda Señor a todos los que estamos involucrados a favor de Tu Reino para evangelizar día con día y así Señor, ser un soldado más para ti. Permite, que por mi medio, otros se acerquen a tu Hijo y crean. Amen.
Luis Mayorga
www.ministerioisaias@gmail.com
- Próxima catequesis 05 SU UNICO HIJO "Pues Dios amo tanto al mundo, que dio a su Hijo Único, para que todo aquel que crea en él no muera, sino que tenga vida eterna" (Juan 3,16).
EJERCICIO: Cree por fe en Jesucristo y vuélvete un testigo más
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