CREDO 01 CREO


CREO 01

¿En que crees tu?, sobre esto hablaré en esta catequesis. Sobre el símbolo de nuestra fe. Porque quien dice YO CREO, dice, yo me adhiero en lo que creo y de ahí no me mueve nadie.

Pero veamos porque decimos que creemos en el símbolo y de donde viene esta palabra. La palabra griega SYMBOLOM significaba la mitad de un objeto partido y lo más común podría ser un sello que representaba una señal para darse a conocer. Las partes rotas se ponían juntas para verificar la identidad del portador. El símbolo de la fe es entonces un signo de identificación y comunión entre los creyentes, porque lo recitamos constantemente en la sagrada eucaristía. Symbolon significa también recopilación, colección, sumario. El símbolo de la fe es la recopilación de las principales verdades de la fe, y estas se encuentran en las sagradas escrituras.

Así que el símbolo o credo como le llamamos es el sello espiritual, es la meditación de nuestro corazón y el guardián siempre presente, es, con toda certeza, el tesoro de nuestra alma.

A través de la historia de la salvación ha habido muchos creyentes y han sostenido su creencia a pesar de las consecuencias, amenazas o castigos. Por ejemplo, Abraham, Noé, Isaías, Ezequiel y muchos más.

Para la catequesis de hoy, tomaremos como base el libro del éxodo en su capitulo 3 versículos del 1 al 6. Donde encontramos a un hombre llamado Moisés, un hombre que creció con la enseñanza de la cultura egipcia, letrado y conocedor de todo el aspecto religioso de esta cultura. Así que abre tu biblia y lee:

1. Empleándose Moisés en apacentar las ovejas de su suegro Jetro*, sacerdote de Madián; y guiando una vez la grey al desierto, vino hasta el monte de Dios, Horeb,

2. donde se le apareció el Señor en una llama de fuego que salía de en medio de una zarza; y veía que la zarza estaba ardiendo*, y no se consumía.

3. Por lo que dijo Moisés: Iré a ver esta gran maravilla, cómo es que no se consume la zarza.

4. Pero viendo el Señor que se acercaba ya para ver lo que era, le llamó desde entre la zarza, y dijo: Moisés, Moisés. Aquí me tienes, respondió él.

5. No te acerques acá, prosiguió el Señor: quítate el calzado de los pies, porque la tierra que pisas es santa.

6. Yo soy, le añadió: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Se cubrió Moisés el rostro, porque no se atrevía a mirar hacia Dios*.

Como bien sabemos Moisés era un pastor de ovejas que cuidaba de ellas, que eran de su suegro Jetro. Moisés hacía esto frecuentemente, pero nunca pensó que al llegar al monte Horeb iba a tener un encuentro personal con Dios que lo marcaría para toda la vida. Este hombre ciertamente era Judío pero fue educado por la hija del faraón y por lo tanto creció en las enseñanzas propias de los egipcios. Conocía perfectamente cada una de las deidades egipcias, también poseía todos los conocimientos científicos propios de los reyes egipcios y fue parte integrante de esta gran civilización. Moisés fue desterrado al desierto por haber tenido problemas con un egipcio, en este destierro conoció a Jetro y las hijas de este, como Moisés lo había perdido todo, pastoreaba las ovejas del suegro. Cuando se acercó al monte vio una zarza ardiendo, lo interesante de ello, era que el arbusto no se consumía por el fuego. Esto llamó la atención de Moisés, curiosidad propia del ser humano. Dice la escritura que la llama de fuego era la presencia de Dios.

Probablemente Moisés conocía de Dios, porque Jetro era sacerdote de Madian, pero no era por así decirlo un creyente porque pesaba mucho la educación recibida en el seno de la hija del faraón.

Acercándose estaba Moisés cuando escuchó que su nombre era mencionado, la respuesta de él fue, aquí me tienes Señor.

La tierra que pisaba Moisés era santa, porque Dios estaba en ese momento ahí. Luego el Señor le dice yo soy el Dios de Abraham, Isaac, Jacob. Aquí es donde entra la fe, estos 3 nombres mencionados por Dios son hombres de Fe. Abraham dejó todo por seguir al Señor, ¿lo vio? Nunca lo vio, solo lo escuchó y creyó en la voz de Dios, en su promesa. Isaac nunca vio a Dios y lo mismo le pasó a Noé, sin embargo los 3 hicieron lo que tenían que hacer, se abandonaron a la voz de Dios, a la voluntad de Dios. Creyeron y por ello se pusieron en marcha para cumplir su misión.

Si el hombre, siendo un ser materialista, que ve solo en lo que cree, la pregunta es ¿Por qué ellos creyeron en lo que no veían? La respuesta la tiene la fe de cada uno de ellos. Estos hombres nunca vieron a Dios ni mucho menos lo tocaron, Moisés, tampoco lo vio, ni lo tocó, pero creyó en la voz de Dios. La virgen María en el nuevo testamento simplemente respondió hágase en mí según tu palabra. También creyó. Y el creer es producto de la fe. Y la fe, viene por escuchar la palabra, y la palabra que escuchamos es la palabra de Dios.

Todos sabemos que misión le fue encomendada a Moisés y como la llevó a cabo, le sirvió a Dios por más de cuarenta años, hasta que el mismo Dios se lo llevó, y este mismo Moisés es el que se le apareció a Jesús en el huerto de los Olivos.

La creencia que tuvo Moisés, Abraham, Isaac, Jacob es la misma creencia que la Iglesia pregona hoy en día cuando se recita el credo.

Entonces se puede decir que esta fe, viene de hace miles de años atrás, la promesa que se le hizo a Abraham y en la cual el creyó, es la misma promesa en la cual nosotros creemos. Dios estuvo ahí, Dios está aquí y su voz la seguimos escuchando hoy en día, porque Él es el principio y el fin, Él es el que es.

Aunque la escritura dice que Moisés no se atrevió a mirar a Dios, hay que tomarlo en sentido figurado no literalmente, porque el mismo Jesús dice, nadie ha visto al padre sino el hijo. Ya vendrá el tiempo en que todo ojo le verá y esta es cuando sea la segunda venida del hijo.

Tu también le veras. Tu ahora crees, quizás un día estabas en tu quehacer diario, trabajando, estudiando, manejando, que se yo. Quizás estabas en tu faena del día, haciendo el trabajo al cual estas acostumbrad@ . Cuando viste la ‘zarza’ ardiendo, te llamó la atención, esta zarza es la iglesia, donde se manifiesta la presencia de Dios, no lo ves, pero su voz está presente, su presencia se siente.

En tu mundo, creías en los horóscopos, tarot, lectura de las manos, quizás creías en las prácticas ocultistas, espiritistas, inclusive en promesas de políticos, presidentes, novio, novia, esposo, esposa etc. ¿Por qué? Porque el ser humano tiene la necesidad de creer en algo.

Tu vida era un caminar por el desierto, solventando tus problemas diarios, o bien apacentando tus propias ovejas como son los vicios, los pasatiempos, la holgazanería etc. En medio de todo ello, llegaste al monte Horeb, la Iglesia. ¿Cómo? Quizás no lo sabes, por un aniversario, una misa de cuerpo presente, una boda, un retiro, las circunstancias pueden variar de un@ a otra persona, lo cierto es que no creías, o creías creer en un Dios. Un Dios que te fabricaste a tu manera, un Dios que tenías escondido en algún rincón de tus pensamientos, pero que nunca le habías escuchado hablar y el lugar fue precisamente la Iglesia, ahí escuchaste por primera vez su voz, ahí viste por primera vez el fuego de Dios, donde todos ardían por acción del espíritu santo pero no se quemaban y eso te llamó la atención.

También te digo, muchos se proponen metas en la vida, creen en su proyecto y lo logran a base de esfuerzo, tiempo, dinero, pero esta creencia únicamente sirve para vivir materialmente, se olvidan que tienen un espíritu y que este vuelve a Dios. ¿Cuántos tienen como meta la vida eterna?, te invito a que realices una encuesta y notarás la gran diferencia existente entre una meta material y una espiritual. La razón es evidente, hay que creer en lo que se puede ver y tocar como ejemplo, una casa, un auto, casarse, tener hijos etc. Pero la vida eterna no es una meta, no se ve, no se siente y nadie ha dicho como es vivir la vida eterna. Quiero decirte con ello, que el hombre no cree en lo que no ve, en lo que no toca y por ello que Moisés fue tocado por la curiosidad.

Un buen número de personas, creen que los que están dentro de la Iglesia son unos locos, haraganes, viejos o viejas que no tienen nada que hacer más que perder el tiempo. Es más fácil que creas en lo que la ciencia diga, y en lo que dicen escritores y doctrinas anti cristianas porque es más visible, más material. ¿Cómo creer en lo que no ves, no tocas y que tus sentidos se oponen? Te digo, es difícil, pero, hay una herramienta y esta herramienta es la fe. Sin fe, nada es posible y lo imposible se hace realidad.

La zarza ardiendo sin consumirse, hoy en día sería objeto de estudio se diera un caso similar, los científicos lanzarían sus teorías a diestra y siniestra tratando de explicar un fenómeno de esta naturaleza. Así como tratan de explicar situaciones que se narran en la biblia, como el diluvio, la caída del muro de Jericó, las 7 plagas, cuando las aguas del Nilo se convirtieron en sangre, lo hacen con un solo propósito, desvirtuar el poder de Dios, pero nunca aceptar la existencia de Dios y su poder, y lo mismo sucede con la teoría de la creación, hoy es el bing bang, mañana será otra teoría, te digo, lo que buscan es conocer de donde venimos y hacia donde vamos.

Si todos, pudiéramos decir, aquí me tienes Señor, otra sería la historia de la humanidad.

Pon atención, el Señor le dice a Moisés quítate los zapatos porque la tierra que pisas es Santa. Veamos. La iglesia propiamente el templo, es Santo, porque la presencia del Señor se manifiesta en el templo por lo tanto, debes de quitarte todo aquello que es mundano, no llevar modas escandalosas sobre ti al templo, tu estadía en el mismo debe de ser de respeto y reverencia, guardar silencio y no charlar, porque te acercas a un lugar santo, donde debe de orar y meditar sobre el misterio de Jesucristo. Moisés indudablemente obedeció porque creyó en la voz del Señor, porque tomo por cierto que el lugar era santo, y dejo a un lado su razonamiento, su lógica.

El que verdaderamente cree, no cuestiona la fe, no interroga las cosas de Dios, simplemente al escuchar su voz cree. Es por ello que hay cientos de cristianos que no creen en que se puedan suceder milagros, no creen en los dones del espíritu santo, no creen en la fuerza que tienen los sacramentos, sin embargo se llaman así mismos cristian@s. Han escuchado la voz del Señor por medio de los catequistas, los sacerdotes, los evangelizadores, l@s religios@s etc., pero dudan, ven la zarza ardiendo, pero quieren encontrarle una explicación lógica, algo que les indique que no son alucinaciones, que evite que la fe, domine la razón. Cuando esto sucede nos encontramos con cristian@s mediocres, faltos de testimonio de vida. No dan lo mejor de sí y siempre anteponen peros. Simplemente, no creen. Por lo tanto no deberían rezar el credo.

Muchas personas, prefieren creer en amuletos, como las herraduras, los ajos colocados detrás de las puertas, rociar agüitas milagrosas, pulseras magnéticas, creen como bueno cuando mezclan lo profano con lo santo, centros espiritistas, santería, culto a al santa muerte o niña blanca, creen y gastan miles en ello, mientras que la creencia en Dios es gratis, no cuesta un solo centavo, pero prefieren no creer.

Moisés escondió su rostro, porque no podía mirar a Dios. Hay muchas tendencias religiosas que te aseguran que con ciertos ejercicios puedes viajar a un plano astral, donde podrás ver a dios. También están los que regresan después de la muerte, en lo que se conoce como vida después de la muerte, al respecto, en los registros bíblicos no hay constancia de la experiencia de Lázaro después de resucitar, por lo que estos testimonios de personas que volvieron a la vida después de muertos queda únicamente en el plano psicológico.

Hay quienes prefieren creer en los extraterrestres, antes llamados marcianos, hay quienes aseguran que han sido objeto de exámenes por estos seres, y las más, aseguran haber tenido relaciones sexuales con ellos. ¡mentira!, pero lo creen y hacen creer a otros, llevándolos al engaño, hace poco sucedió un suicidio colectivo, porque aseguraba el líder que los extraterrestres ya venían por ellos, subiendo al pináculo de la montaña, se suicidaron. Esta es la realidad de las falsas creencias. Por un lado el hombre es escéptico y por otro es ingenuo.

El que cree en Dios, te aseguro, está en el camino correcto, porque lo escrito en la biblia no es cosa de hombres, está inspirado por Dios, quien inspiró a los hagiógrafos por medio de su espíritu santo, la historia de la salvación ya fue escrita y no hay otra. Aunque quieren hacerte creer que hay otros evangelios que no convienen a la iglesia.

El malo, la serpiente antigua no deja de batallar y si hoy tu crees, el tratará de que dejes de creer, es por ello que se desvirtúa el santo grial, porque a alguien se le ocurrió que el grial es nada menos y nada mas que María Magdalena, muchos lo creen.

Moisés, creyó ante la voz que escuchó. Sí tú crees, estas en paz contigo mismo, Jesús el hijo de Dios también creyó en su Padre, se abandonó a Él, tenía la plena confianza en que volvería a la vida después de su muerte. Resucitó, y vana sería nuestra fe, si Cristo no hubiese resucitado.

Yo te digo, hoy Dios se sigue manifestando por medio de su voz, hay que aprender a escucharle, hay que aprender a ver cuando la zarza esta ardiendo sin consumirse y no acercarse por curiosidad, sino acercarse con un corazón dispuesto. Me viene a la memoria una historia que te cuento a continuación:

Un hombre susurró: Dios, habla conmigo. Y un ruiseñor comenzó a cantar. Pero el hombre no oyó.

Entonces el hombre repitió: Dios, habla conmigo. Y el eco de un trueno se oyó. Mas el hombre fue incapaz de oír.

El hombre miró a su alrededor y dijo: Dios, déjame verte. Y una estrella brilló en el cielo. Pero el hombre no la vio.

El hombre comenzó a gritar: Dios, muéstrame un milagro. Y un niño nació. Mas el hombre no sintió el latir de la vida.

Entonces el hombre comenzó a llorar y a desesperarse: Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo… y una mariposa se posó suavemente en su hombro.

El hombre espantó la mariposa con la mano y desilusionado continuó su camino, triste, solo y con miedo.

Esta historia deja una gran enseñanza, a Dios no hay que buscarle en la materia, no hay que buscarle con los sentidos que experimentan la materia, no hay que buscarle con la lógica y la razón, se le busca en lo que Él es, Espíritu.

Sí Moisés hubiese actuado con la razón, el pueblo de Israel no hubiese encontrado la salvación, si Noé hubiese actuado con la lógica humana, no se hubiese salvado el y su familia. Si Abraham hubiese seguido su razón, la promesa no se habría dado en el, si la Virgen María hubiese antepuesto su razón, probablemente Jesús no hubiese venido al mundo. Estos personajes simplemente creyeron y tuvieron fe.

Creer es estar plenamente convencid@ de que lo que se nos enseña, es verdad, y la iglesia enseña la verdad de la existencia de Dios. Para ello la iglesia recurre a 3 fuentes, la tradición oral, los documentos históricos, la sagrada escritura, suficientes como para no dejar lugar a dudas.

Quizás tu seas como el hombre de la historia que te he contado, le pides a Dios que te hable que se manifieste pero tienes cerrad@ la mente y el entendimiento espiritual para ello, porque hoy en día Dios se sigue manifestando, sigue obrando, sigue hablando y realizando milagros en aquellos que creen, que han abierto su corazón a la fe, y dejan la razón por un lado.

El catecismo enseña sobre el creer y en su numeral 154 y siguientes dice:

Sólo es posible creer por la gracia y los auxilios interiores del Espíritu Santo. Pero no es menos cierto que creer es un acto auténticamente humano. No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre depositar la confianza en Dios y adherirse a las verdades por Él reveladas. Ya en las relaciones humanas no es contrario a nuestra propia dignidad creer lo que otras personas nos dicen sobre ellas mismas y sobre sus intenciones, y prestar confianza a sus promesas (como, por ejemplo, cuando un hombre y una mujer se casan), para entrar así en comunión mutua. Por ello, es todavía menos contrario a nuestra dignidad PRESENTAR POR LA FE LA SUMISIÓN PLENA DE NUESTRA INTELIGENCIA Y DE NUESTRA VOLUNTAD AL DIOS QUE REVELA y entrar así en comunión íntima con El.

En la fe, la inteligencia y la voluntad humanas cooperan con la gracia divina. CREER ES UN ACTO DEL ENTENDIMIENTO QUE ASIENTE A LA VERDAD DIVINA POR IMPERIO DE LA VOLUNTAD MOVIDA POR DIOS MEDIANTE LA GRACIA.

El motivo de creer no radica en el hecho de que las verdades reveladas aparezcan como verdaderas e inteligibles a la luz de nuestra razón natural. Creemos A CAUSA DE LA AUTORIDAD DE DIOS MISMO QUE REVELA Y QUE NO PUEDE ENGAÑARSE NI ENGAÑARNOS. SIN EMBARGO, PARA QUE EL HOMENAJE DE NUESTRA FE FUESE CONFORME A LA RAZÓN, DIOS A QUERIDO QUE LOS AUXILIOS INTERIORES DEL ESPIRITU SANTO VAYAN ACOMPAÑADOS DE LAS PRUEBAS EXTERIORES DE SU REVELACIÓN. Los milagros de Cristo y de los Santos, las profecías, la propagación y la santidad de la Iglesia, su fecundidad y su estabilidad SON SIGNOS CIERTOS DE LA REVELACIÓN, ADAPTADOS A LA INTELIGENCIA DE TODOS. MOTIVOS DE CREDIBILIDAD QUE MUESTRAN QUE EL ASENTIMIENTO DE LA FE NO ES EN MODO ALGUNO UN MOVIMIENTO CIEGO DEL ESPIRITU.

La fe es CIERTA, más cierta que todo conocimiento humano, porque se funda en la palabra misma de Dios, que no puede mentir. Ciertamente las verdades reveladas pueden parecer oscuras a la razón y a la experiencia humana, pero LA CERTEZA QUE DA LA LUZ DIVINA ES MAYOR QUE LA QUE DA LA LUZ DE LA RAZON NATURAL. DIEZ MIL DIFICULTADES NO HACEN UNA SOLA DUDA.

LA FE TRATA DE COMPRENDER: es inherente a la fe que el creyente desee conocer mejor a aquel en quién ha puesto su fe, y comprender mejor lo que le ha sido revelado; un conocimiento más penetrante suscitará a su vez una fe mayor, cada vez más encendida de amor. La gracia de la fe abre LOS OJOS DEL CORAZON para una inteligencia viva de los contenidos de la revelación es decir, del conjunto del designio de Dios y de los misterios de la fe, de su conexión entre sí y con Cristo, centro del Misterio revelado. Ahora, bien, PARA QUE LA INTELIGENCIA DE LA REVELACIÓN SEA MÁS PROFUNDA, EL MISMO ESPIRITU SANTO PERFECCIONA CONSTANTEMENTE LA FE POR MEDIO DE SUS DONES. Así, según el adagio de San Agustín, CREO PARA COMPRENDER Y COMPRENDO PARA CREER MEJOR.

Fe y ciencia. A PESAR DE QUE LA FE ESTÉ POR ENCIMA DE LA RAZÓN, JAMÁS PUEDE HABER DESACUERDO ENTRE ELLAS. PUESTO QUE EL MISMO DIOS QUE REVELA LOS MISTERIOS Y COMUNICA LA FE HA HECHO DESCENDER EN EL ESPÍRITU HUMANO LA LUZ DE LA RAZÓN, DIOS NO PODRÍA NEGARSE A SÍ MISMO NI LO VERDADERO CONTRADECIR JAMÁS A LOS VERDADERO. POR ESO, LA INVESTIACIÓN METÓDICA EN TODAS LAS DISCIPLINAS, SI SE PROCEDE DE UN MODO REALMENTE CIENTÍFICO Y SEGÚN LAS NORMAS MORALES, NUNCA ESTARÁ REALMENTE EN OPOSICIÓN CON LA FE, PORQUE LAS REALIDADES PROFANAS Y LAS REALIDADES DE FE TIENEN SU ORIGEN EN EL MISMO DIOS. MÁS AÚN, QUIEN CON ESPÍRITU HUMILDE Y ÁNIMO CONSTANTE SE ESFUERZA POR ESCRUTAR LO ESCONDIDO DE LAS COSAS, AUN SIN SABERLO, ESTÁ COMO GUIADO POR LA MANO DE DIOS, QUE, SOSTENIENDO TODAS LAS COSAS, HACE QUE SEAN LO QUE SON.

Como puedes ver, el magisterio de la Iglesia nos explica muy bien lo que es creer, lo que es la fe. Moisés actuó como todo ser humano, se dejó guiar por su curiosidad, sin saber que se iba a encontrar con Dios. Es por ello que tu tienes que dejarte guiar por tu curiosidad para así también poder encontrarte con Dios, San Agustín era una persona muy materialista, usaba la razón pero más adelante y como doctor de la iglesia, nos deja una gran enseñanza, creer para comprender y comprender para creer mejor, es por ello que Jesús nos invita a leer las escrituras porque ahí ellas hablan sobre él. ¿En que crees tu?, creo que crees en lo que rezas en el símbolo.

Se muy bien que estas catequesis se quedan cortas con lo que realmente quiero explicar, pero es mejor poco pero bueno, a esto hay que sumarle que yo en lo personal no soy un buen escritor y se que me hace falta bastante para escribir mejor, pero lo que hago lo hago para mostrar mi gratitud al Señor por todas sus bondades para conmigo. Creo, y mi fe esta bien cimentada, es por ello que escribo.

En la lectura que presento aquí sobre Moisés y Dios, la presento para que tu veas que Moisés creyó por la voz que escuchó y se lanzó a su gran misión, en lo personal creo que Dios aún es capaz de hablarte a ti y a mí, Él utilizará cualquier medio para hacer oír su voz a todos aquellos que tengan curiosidad por conocerlo a Él. Fe y razón no pelean, al contrario, ambas están ligadas de una u otra manera.

Espero que esta catequesis te haya ayudado a comprender mejor, el porque es necesario creer en Dios, y dejar de creer en cosas solo son símbolo del mal. Ciencias ocultas irán apareciendo día a día, otras se mantendrán, algunas desaparecerán pero, como bien dice la palabra, todo pasará más mis palabras no. También dice la escritura, yo estaré con vosotros hasta el fin de los días, si tu lo crees, te digo, realmente crees.

Como a toda catequesis, tu tienes una respuesta que dar, los personajes que mencioné en esta catequesis, dieron una respuesta, no dudaron, aceptaron el abandonarse a Dios, lo hicieron sin buscar ventaja, posición, aceptaron los riesgos, porque creyeron, no vayas a ser tu como el hombre que quería escuchar a Dios y al final no lo escuchó porque su razonamiento era más fuerte, impidiendo con ello ver las manifestaciones de Dios. Ten en cuenta lo que dice el magisterio de la Iglesia que fe y razón no pelean, cada una es complemento de la otra. Dios quiere que tu creas en Él y es por ello mandó a su hijo único para que puedas acercarte al padre, a la tierra santa que es la nueva Jerusalén bajada del cielo. Esta es la esperanza de todo cristian@, esperanza en un mundo mejor en una nueva tierra como la que vio San Juan, cree, ten fe.

Oremos. Si tu fe es muy débil, pídele al Señor que la fortalezca, que la haga del tamaño de un grano de mostaza, tamaño más que suficiente para creer, para mover montañas. Moisés tuvo fe, tú también puedes tener fe, Señor auxilia a mis hermanos, que la razón y la lógica no sean más poderosas que tus verdades. Que el corazón de cada uno de ellos y ellas se haga humilde para poder aceptar las verdades celestiales. Amen.

Luis Mayorga

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