miércoles, 6 de octubre de 2010

La parábola del sembrador



Hoy inicio esta catequesis pensando en muchos aspectos sobre la vida cristiana, que a nosotros los mortales nos parece difícil. Sobre todo el perdonar, el cual considero un don divino. En la vida te enfrentas a muchas personas y algunas de ellas te han hecho mucho daño y te dejan marcad@ para el resto de tu vida.

Por otro lado vemos con tristeza como el ser humano se vuelve cada día más materialista y cree en lo que puede ver, tocar y que está sustentado por bases científicas. Los cristianos como yo, predicamos sobre algo intangible, porque a Dios no lo puedes ver y mucho menos tocar y la ciencia no ha podido demostrar su existencia aunque tampoco haya podido demostrar su inexistencia.

La figura de Jesús se ha ido diluyendo con el paso de los años, y porque también no se ha podido demostrar científicamente su resurrección, nuestro gran libro, la Biblia es objeto de estudio y para muchos viene a ser una únicamente un best seller comparándola con novelas como El infierno de Dante o bien el Quijote de la mancha.

Ante estas situaciones, tú y yo como sembradores, bien podemos sentarnos a la vera del camino y quizás observar con tristeza que la semilla no cae en terreno fértil. Culpables somos muchos, unos por engordar sus cuentas bancarias utilizando la figura de Dios y de Jesús, otros por no dar un testimonio de que nuestro Dios es un Dios de vivos porque Él esta vivo.

Súmale a todo esto, los escándalos en que se ha visto envuelta la jerarquía de la Iglesia Católica y súmale los escándalos que han provocado pastores de otras denominaciones como Luis Palau, Jimmy Swart, el caso de Waco Texas y el de la Guyana Francesa con un tal Jones, esto sin contar todos aquellos sucesos que quedaron en secreto.

Tenemos personas que sin ser cristian@s también dejaron huella, como Indira Ghandi por mencionar uno. Ante todo esto surge la interrogante ¿Entonces quién soy yo? ¿Qué estoy haciendo? Y te puede asaltar la duda, ¿Será que lo predico, es lo correcto?

Es por ello que hoy escribo esta catequesis sobre la parábola del sembrador, tomada del libro de libros, donde sustento mi fe, donde creo que lo escrito esta inspirado en la Palabra de Dios y no porque me lo diga el Magisterio de la Iglesia, o los Padres de la Iglesia, sino porque si lo quieres ver así, simplemente creo en la palabra de Dios.

Espero que esta catequesis te ayude a reflexionar seriamente, porque a estas alturas en que si has sido disciplinad@ habrás entendido muy bien lo que significa el ser sant@ para el Señor. Para esta catequesis me baso en la palabra de Dios en el evangelio según San Lucas en el capítulo 8 versículos del 4 al 8 y dice así:

4. En ocasión de un grandísimo concurso de gentes, que de las ciudades acudían presurosas a él, dijo esta parábola:

5. Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al esparcirla, parte cayó a lo largo del camino, donde fue pisoteada, y la comieron las aves del cielo.

6. Parte cayó sobre un pedregal, y luego que nació, se secó por falta de humedad.

7. Parte cayó entre espinas, y creciendo al mismo tiempo las espinas con ella, la sofocaron.

8. Parte finalmente cayó en buena tierra; y habiendo nacido dio fruto a ciento por uno. Dicho esto exclamó en alta voz: El que tenga oídos para escuchar, atienda bien a lo que digo. (Palabra de Dios)

Hoy en esta catequesis me presento de cara a la palabra de Dios según el texto leído. Crecí en un hogar polarizado con respecto a la creencia religiosa. Mi padre era de corriente protestante aunque no asistía a ningún templo y mi madre era de corriente católica y era más que todo religiosa. A pesar de estas corrientes religiosas crecí quizás un poco más con tendencia hacía lo protestante por influencia de mi padre, aunque mi madre me llevaba a visitar la basílica de la Virgen de Guadalupe, ver procesiones para la época de Semana Santa y otras actividades religiosas fui bautizado en la fe católica conforme la norma.

También viví en un hogar muy violento, donde el alcohol estaba presente, hijo mayor con una hermana que nació con retrazo mental, tenía a mi hermano menor, sumado a esto yo era hijo de una relación anterior de mi madre, así que al que llamo padre aquí era en realidad mi padrastro, y él me dio su apellido.

Lo que quiero dar a entender es que la semilla cayó en este terreno que soy yo. Leí mucho la Biblia de pequeño, así como libros religiosos de ambas tendencias. Mi padre y madre trabajaban por lo que el cuidado de mis hermanos estuvo bajo mi responsabilidad, ellos nos dejaban bajo llave y yo aprendí desde pequeño a hacer tareas domesticas relativas al hogar así como a cocinar. Así llegué hasta los 18 años de edad, pero, cuando tenía 17 mi madre abandonó el hogar y se fue de inmigrante a los Estados Unidos de América, quedando bajo la tutela de mi padre que por cierto nos trató muy mal, mi hermana falleció cuando yo tenía justamente 19 años, y mi hermano ya no estaba porque se había ido también a los Estados Unidos.

Cuanto tuve mi libertad y me hice adulto según la constitución de mi país, lleve una vida nada buena, conocí los bares, los prostíbulos, la cárcel y la drogas. Casi me convierto en un pandillero, a pesar de que seguía mis estudios como Contador.

Durante este tiempo en el cual me comporte de manera irresponsable, hubo muchas personas que lanzaron la semilla en este terreno, eran sembradores que no se cansaban de lanzar la semilla. En una ocasión llegué a decir en una fiesta, donde abundaba el alcohol, que prefería la fiesta a la iglesia, así era mi pensar, no me importaba lo relativo a la Iglesia y cosas de Dios, aunque si atacaba fuertemente a la Iglesia Católica, hacía comentarios influenciado por corrientes protestantes como los Testigos de Jehová, Casa de oración de corte sabático, Iglesia Pentecostal y Presbiteriana a las cuales asistí, por diversas razones.

Mi abuela postiza, a quién le agradezco mucho, que le decíamos de cariño mamá Tonita fue la única que me instruyo en las cosas de Dios y luchó porque yo hiciera la primera comunión, aunque no le d.C. gusto porque a última hora me arrepentí de hacerlo, me gustaban las estampitas con imágenes católicas y de una u otra manera ejercían en mí cierta fascinación.

En mis tiempos de joven iba a misa porque alguna novia asistía y me veía por así decirlo forzado a hacerlo, so pena de terminar discutiendo con mi novia de turno, la semilla seguía lanzándose por innumerables sembradores que el Señor envió en su momento a este terreno en ese entonces infértil que era yo. Dejé lamentablemente que las aves del cielo se la comieran y yo mismo por así decirlo, la pisotié porque no quería saber absolutamente nada de las cosas de Dios, en quién quizás yo había dejado de creer a causa de lo tortuoso que había sido mi niñez y adolescencia. Con una hermana con retardo que vivía como un vegetal y que hoy en día acepto que era un ángel que Dios envió a nuestras vidas, pero que no supimos ver como tal, con una madre que le gustaba el alcohol, con un padre que abusaba de ella física y verbalmente y con un hermano menor quién era el preferido de mi padre y aún lo es, con cargas que evitaron que desarrollara mi niñez y adolecía como normalmente debería serlo y por último la partida de mi madre y sentir su ausencia fue lo que más dolió y lloré mucho, mucho, mucho.

Por ello me refugié en el vicio del alcohol, y la marihuana, que llegué a ese punto por sacar a mi hermano de ese camino, gracias a Dios lo logré pero yo me quedé atrapado. Bebía de lunes a domingo y por lo general de gratis, y fumaba marihuana casi todos los días aún antes de desayunar, me desvelaba por andar en juergas y prostíbulos. No, Dios no estaba en mi pensamiento, y tanto así que me enfrascaba en litigios sobre el comunismo, el socialismo aunque nunca fui partidario de estas corrientes ideológicas.

Hoy bendigo a todas aquellas personas que en su momento se preocuparon por mí, porque lanzaron la semilla del evangelio en este terreno que soy yo. Sé que induje a algunos a consumir marihuana, a otros licor, muchos de mis amigos de ese entonces ya están muertos, unos violentamente y otros por causas naturales. Lo que sí se, es que muchos de los que fueron mis compañeros de juerga y vicios, ya están muertos y yo, sigo vivo por misericordia divina, dejé que muchos pisotearan la semilla lanzada y que las fuerzas del mal se comieran la semilla, porque yo simple y sencillamente no tenía interés en las cosas de Dios.

La semilla para que germine necesita de humedad, yo recibí la palabra en múltiples ocasiones, porque sé que el Señor me habló de diferentes maneras, por la Biblia, por boletines que a veces recibía, televisión, radio etc. Pero, no había humedad en este terreno, quizás era un pedegral. Tuve a mí alrededor mucha gente buena, que de una u otra manera me ayudó y aconsejó. Muchas personas trataron de llevarme a su fe, pero yo me resistía, porque la vida la vivía por vivirla.

Me gustaba la vida fácil, la diversión y el licor, sentía que ya había tenido muchos problemas como para lidiar con otros más, lo que no sabía era que mi vida la estaba convirtiendo en un problema. Desde aquí digo hoy, Dios bendiga a todas aquellas personas que lanzaron su semilla en este terreno que en ese entonces era árido, que la humedad de la terquedad estaba conmigo, porque yo peleaba con el mundo, me aprovechaba de las personas y luego me retiraba.

Conocí los placeres de la carne y no me importó dañar los sentimientos de buenas mujeres, a quienes creo, les dejé huella nada agradable en sus vidas, a ellas les pido perdón, así como a mi hermana que quizás no la atendí del todo bien y la hice sufrir en su sufrimiento, pero sé que el Señor la tiene en su seno y que ella ha sido un ángel en vida y que me cuida desde donde ella está.

¿Fui feliz con mi vida? En ese entonces lo decía, hoy lo veo, y sé que no, porque no deje que la paz de Dios me envolviera, me comparó a un terreno infértil y desértico. Se que Dios envió muchos sembradores a sembrar en este terreno llamado Luis Mayorga, pero yo no dejé que la semilla germinara, porque creo que estaba peleado con Dios.

Cuando mi mamá se fue, sufrí mucho y lloré, pero en mi dolor le pedí a Dios por ella y a pesar de todo El me escuchó, porque ella se encontró a un buen hombre que la ama hasta hoy día y yo a este hombre lo veo como a un amigo. Sé que Dios en su bondad infinita nunca me abandonó a pesar de lo lejos que yo estaba de Él.

Sembradores de Dios que se fatigan en el caminar, que se encuentran con muchas personas como yo, no se desanimen, porque los propósitos de Dios no se entienden a la rápida.

Fui un pedegral donde no había humedad y sinceramente me he lamentado por ello, doy gracias a Dios porque nunca dejó que sus sembradores lanzaran la semilla a este terreno y es más, el mismo señor con el tiempo fue preparando el terreno y arándolo por medio de mi sufrimiento, porque muchas veces, me sentí solo, muy solo y en esos momentos de soledad lloré como jamás en vida lloré, pero las lágrimas vertidas fueron bálsamo para mi vida y consuelo para mi corazón, a pesar de mi vida desenfrenada, había mucha gente que me bendecía por mis acciones buenas, porque no todo era en mi malo.

En ese entonces, cuando era un pedegral, me interesé por la pornografía y miraba a las mujeres como objetos de placer, alguien me dijo que las odiaba, creo que no, pero sí las miraba como seres inferiores, quizás por lo que viví en el hogar. Mis amistades no eran buenas, vagos, drogadictos, roba carros, alcohólicos y todo ello conllevó a que estuviera en peligro de muerte varias veces, y fui amenazado de muerte a punta de pistola y poco a poco fui haciéndome de mala fama.

El Señor fue preparando el terreno, y los sembradores seguían lanzado la semilla de la palabra en este terreno, pero había espinas. La semilla logró germinar y crecer, pero como todo en la vida, encontré espinas en el seno de la iglesia. Había muchos que me tenían envidia y sentían egoísmo por mi forma de avanzar en la fe, por los puestos claves que fui ocupando conforme el sacerdote veía mi crecimiento espiritual y los dones de los cuales el Espíritu Santo me iba llenando.

Cuando el Señor envió a su ángel en forma de una mujer anciana a quien recuerdo con mucho cariño, cuyo nombre es María. Asistí a un retiro de iniciación cristiana por invitación de esta mujer. A un principio estaba renuente en el mismo retiro, pero paso a paso el Señor fue abriendo mi corazón hasta que lo ablandó, me inicie el Plan Pastoral del Padre Hugo Navarro, cuyo movimiento era el sine.

Salí del retiro prácticamente iluminado y con deseos de servirle al Señor poniéndome a la orden del sacerdote Juárez párroco de ese entonces. El era un sacerdote muy espiritual y al momento en que le tocó dejar la parroquia, fuimos muchos los que lloramos su partida. Luego llegó el sacerdote Miguel Ángel Girón a quien considero un amigo, siendo el que me impulsó en el trabajo parroquial.

Durante los 7 años que trabajé para el reino, sufrí acosos, chismes y una que otra calumnia, las espinas las encontré precisamente en la iglesia, hasta que lograron desesperarme y me fui retirando poco a poco.

Cuando el Padre Miguel se retiró a otra parroquia, llego el Padre Castellanos, procedente de una parroquia de la zona 15. Lamentablemente este sacerdote no supo apreciar los dones que yo tenía y tuve inconvenientes con él. Por respeto a él no entré en controversias y me retiré en definitiva del trabajo parroquial. Me retiré también de la iglesia y no asistí a la misma por un período de 4 años. Las espinas vencieron, porque el terreno no estaba lo suficientemente bueno como para fortalecer la raíz y sostener la planta aún contra vientos y mareas.

Mi corazón germinó resentimiento contra todas aquellas personas que lograron hacerme daño, pero hoy, les he perdonado, así como espero me perdonen muchos a quienes con mis actitudes yo también les hice daño. Recuerdo con mucho cariño a muchos hermanos y hermanas de la parroquia San Miguel Febres Cordero, que fue donde más he trabajado, sobre todo en el ámbito de la evangelización. También mi esposa fue muy comprensiva y siempre me apoyó para el trabajo parroquial, mujer que Dios me ha dado como un ángel en mi vida, aunque quizás yo, no soy la persona que ella se merecía. Con ella procreamos tres hijos, que son bendición de Dios por lo que ellos son y desde aquí les digo que los amo mucho, aunque ellos no lo crean al igual que mi esposa. Por cierto que el Señor me ha dado 3 grandes ángeles, mi madre, mi esposa, mi jefe que es odontólogo y sé muy bien que el Señor los bendice grandemente.

He tenido hermanos que me han ayudado mucho en la fe, a quienes recuerdo con cariño.

Hoy no se clase de terreno sea, pero sé que no he dejado de lado la evangelización, porque el Señor mi impulsa a ello.

Viviendo el desierto espiritual, asistí a una feria católica montada por el Hermano Coronado a quién recuerdo con mucho aprecio, viendo los stand con mi familia se acercó un joven y me dio una tira de papel donde estaba escrito un texto de Isaías, el cual me inspiró para iniciar este blog y estas catequesis.

El señor lanzó directamente su semilla sobre el terreno ya preparado después de haber vivido el desierto espiritual. Con ello me puse a las ordenes del párroco de mi parroquia y le pedí trabajo en su viña, me dio para trabajar con jóvenes, así mismo empecé en el lugar donde vivo a iniciar las posadas, luego el vía crucis, posteriormente inicié con la hora santa y continué con la misa dominical, también realice varios retiros. Entendí que el Señor me ha seguido de cerca y que siempre está cerca de mí y que sigo trabajando para su reino, ciertamente he dado fruto en que porcentaje no lo sé, lo que sí se es que me convertido en un sembrador, al igual que los que me precedieron.

A las interrogantes planteadas, sé que soy un sembrador de la palabra y que utilizo los medios disponibles a mi alcance, como este blog, las actividades religiosas, mi entorno parroquial y así como una vez utilicé la radio pienso hacerlo de nuevo, agradezco sobre manera a Fray Nelson Medina a quien no conozco en persona, pero que ha tenido a bien el abrir un espacio de encuentro católico en el sitio amigos en la fe. Le he aprendido mucho por medio de sus conferencias así como aprendí con el Ministerio Trigo del hermano Salvador Gómez con quien tuve el honor de compartir micrófono. Soy evangelizador, porque me he preocupado por propagar la palabra de Dios y tratando de ser luz donde hay tinieblas. Soy discípulo porque cada día aprendo más de la palabra de Dios y sé que la vida no alcanza para conocer los misterios de Dios. Soy apóstol porque llevo a la práctica las enseñanzas de las sagradas escrituras pero por sobre todo esto soy hijo de Dios.

Lo que estoy haciendo lo tengo bien claro, busco la perfección, la santidad porque soy parte del pueblo santo de Dios. Lo que hago es transmitir lo ha aprendido a lo largo de vida para bien de muchos y transmitir la buena nueva a quienes no la conocen y a quienes dicen conocerla.

Sé muy bien que lo predico es lo correcto, porque no lo hago a modo subjetivo sino objetivo, sustentado en la Palabra de Dios, el Magisterio de la Iglesia y la Sagrada Tradición, tres fuentes que no pueden equivocarse. Predico lo que creo, lo que la fe me hace predicar, porque creo en el Símbolo, que hay un solo Dios, un solo Hijo que nació de la Virgen María, que es una la Iglesia y que es Santa.

Soy lo que soy, porque Dios me ama, sé que tengo defectos y que peco, pero esto me hace comprender a los más débiles y entender mis propias debilidades.

Aprendo que la vida es la gran escuela, donde aprendes día con día y que nunca te gradúes pero si puedes mejor y mejorar tu relación con los demás. Al hacer esto estoy dando testimonio del Hijo de Dios para gloria del Padre. Hoy soy un sembrador, que lanza la semilla y que sabe muy bien que mucha de esta semilla caerá a la vera del camino donde será pisoteada y las aves del campo se las comerán.

Actualmente trabajo para mi parroquia, y lanzo la semilla, he visto como muchos solo son personas religiosas, es lo único que les atrae, no quieren compromisos de ninguna índole, porque no tienen tiempo, porque no quieren mezclarse con la gente, porque no quieren compromisos. Pero si tienen tiempo, para fiestas, reuniones sociales, solaz y esparcimiento. A estas personas sé que el Señor los llama, sé que algunos tarde o temprano se volverán a Dios, por lo que considero que la semilla que yo lanzo, de momento esta perdida, pero que con la siembra de mañana será otra cosa. Porque en los caminos del Señor nada hay que darlo perdido.

En los retiros que trabajé vi muchos milagros. Quizás de miles que escucharon mis palabras dando el mensaje de la buena nueva, pocos, no se integraron a comunidades.

La Iglesia siendo una organización tiene que velar por cada oveja que se rescata, los laicos quizás dan el primer envío, porque son los que abren las puertas en los retiros de iniciación, luego los novatos se integran a comunidades y a ministerios, ahí es donde la asesoría del párroco en la materia espiritual es más que importante, es fundamental. Si el asesor espiritual anda mal, todo el trabajo primario se vendrá abajo, como sucede en muchas parroquias, laicos y presbíteros se convierten en aves que se llevan la semilla que el sembrador lanzó. Laicos y presbíteros con su falta de entrega y testimonio pisotean la semilla la evangelización, haciendo con ello que nunca la semilla dé fruto.

Muchos dirán así ha sido siempre. Ciertamente lo es, pero peca más el que tiene conocimiento y no hace nada por mejorar las cosas.

En mi caminar he visto como muchos se empeñan por pisotear la semilla lanzada por los predicadores y estos elementos externos, donde la fuerza de voluntad tiene mucho que ver, quizás el terreno en ese momento no era el adecuado, pero la semilla sí y son culpables los que se empeñan en pisotear la semilla. Sumemos el caos actual del mundo en sí, en donde la publicidad, las condiciones sociales se prestan para llevarse la semilla.

Así como los gobernantes de turno que imponen duras cargas al pueblo, porque un pueblo con hambre y sin fuentes de trabajo difícilmente hacen que la gente viva feliz, la violencia es otra ave que se lleva la semilla, en fin, hay varios factores externos que impiden que la semilla a la vera del camino germine.

Esto lo sé muy bien, pero sigo en la tarea evangelizadora, porque Jesús estuvo en un tiempo similar al que vivimos, tuvo que enfrentarse al dominio romano, vivir en un mundo de violencia, enfrentarse a la clase sacerdotal que según ellos eran tenedores de la verdad absoluta, se enfrentó a un pueblo que incrédulo, falto de fe, y donde muchos eran politeístas, habían ladrones, prostitutas, hambre, sed de justicia etc. El no cesó en continuar con su misión, fue un sembrador que fue esparciendo la semilla de la esperanza, y como yo creo en Él, es por ello que no ceso de lanzar la semilla, apoyándome en los medios a mi alcance y que están disponibles.

El hombre como tal, prefiere todo aquello que le da placer a los sentidos y es por ello que busca en Internet el placer erótico que necesita, hay millones de páginas en Internet sobre este tema, donde sus dueños se hacen millonarios porque son visitadas por miles día con día, esto si lo comparamos con las paginas cristianas visitadas, nos damos cuenta que el porcentaje lo superan los sitios dedicados al tema de la pornografía, que se llevan la semilla de la buena nueva cual aves hambrientas.

A pesar de todo esto, no me equivoco y sigo en mi misión, anunciar la buena nueva.

También se que mucha de la semilla lanzada caerá en pedregales, donde por falta de humedad la semilla no dará su fruto. A este terreno pertenecen muchos, que viven atareados por las faenas diarias de la vida. Muchos que han secado su corazón por malas experiencias vividas. Personas que no aman, porque han doblegado su corazón al materialismo, siguiendo teorías existencialistas o bien evolutivas, porque la ciencia avanza día con día, hace años el furor era la clonación, hoy se habla de bancos de espermas y células madres, donde el hombre es capaz de desarrollar partes del cuerpo como una oreja, un hígado etc. Amparándose en el lema que es un bien para la humanidad. Donde la ciencia crea robots, que buscan la semejanza con el ser humano, donde quieren crear la inteligencia artificial, donde el hombre busca crear a la figura perfecta que sea hecho a su imagen y semejanza, para así poder compararse con Dios, y ser Dios al mismo tiempo. Donde los derechos del ser humano se violan continuamente pero son mal vistos en los países pobres, mientras que los países ricos se hacen de la vista gorda. Donde lo que importa es el dinero, no importando los medios para obtenerlos, aún así se atente contra la vida la libertad, narcotráfico, trata de blancas, esclavitud sexual, compra de órganos humanos, secuestros, extorsiones, personas que sólo quieren dinero y que no les importa ni su propia vida, con tal de vivir momentos placenteros pasajeros.

Con todo esto, y sitiándose poderosos, tiemblan ante elementos de la naturaleza, como los huracanes, los terremotos, erupciones volcánicas, maremotos, inundaciones, sequías, tormentas, la razón, porque ante estos acontecimientos propios de la naturaleza el poderoso hombre, el que cree que todo lo puede dinero, está indefenso, pero en lugar de reconocer su pecado, le hecha fácilmente la culpa al calentamiento global, a los fenómenos del niño y la niña, a la deforestación, a la contaminación ambiental y tanto es su ceguera que no se da cuenta que el mismo hombre es causante de estos desequilibrios climáticos, porque con su acción depredadora continúa socavando y hundiendo su propia casa. El hombre se ha vuelto un animal interesado en satisfacer sus propias necesidades y no le importa como y cuando, es por ello que gasta millones en buscar la posibilidad de encontrar otro planeta habitable y que se preste para que el ser humano viva, pero queda claro, que de lograrlo solo lo harán los poderosos.

La carrera armamentista y la búsqueda de desarrollar nuevas armas y probarlas los lleva a inventar guerras, ya sea para mostrar su poderío bélico o bien para robar a otros su pertenencias y los peores se escudan en la religión, en Dios, para tener el derecho de matar y arrebatar según ellos.

Puedo seguir enumerando mucho más, pero te aburriría y no es esa mi intención, lo que si te digo es que a pesar de que sé todo esto, que lo leo a diario en las noticias y que veo en los telenoticieros no me canso de lanzar la semilla. Vivimos en un mundo habitado por seres humanos, que son los únicos animales de abortar por conveniencia, cosa que el submundo animal, no lo hace. El pecado se manifiesta a diario con toda su crueldad, pero también se manifiesta el amor de Dios en toda su dimensión, así como la tierra tiene dos polos y está gobernada por energías positivas y negativas, así la Iglesia energía positiva denuncia a diario estos males, pero actúa lanzando la semilla y yo soy, sembrador enviado por la Iglesia a lanzar la semilla, como lo eres tú también y como lo somos todos los que pertenecemos al pueblo santo de Dios.

Terrenos pedregoso, está conformado por piedras como la guerra, el hambre, la violencia, el egoísmo, la envidia, el afán de poder y tener, no llega la humedad para que la semilla germine, porque el hombre es la más grande piedra que evita que la lluvia de Dios riegue el terreno, pero el señor es misericordioso y todo lo que sucede en la vida de cada quién es porque algo bueno se obtendrá de ello. Con la muerte de Jesús tú y yo tuvimos la salvación y el perdón del padre. Con el sí de María, se obtuvo el principio de la redención, donde se fusionó lo humano con lo divino y con justa razón se le llama a Ella el arca de la nueva alianza.

No vivimos en un mundo donde los buenos y los malos están apartados, todo lo contrario, vivimos juntos tanto buenos como malos, el sol sale para todos. La semilla la he lanzado en terrenos donde hay espinas, pero estas crecen rápido y sofocan la semilla de la palabra de Dios. Así como el trigo y la cizaña crecen juntos con un propósito, así también hay un propósito con el hecho de que la semilla sea lanzada donde hay espinas, esto sirve para que todos aprendamos.

Las espinas pueden ser de varias clases, como sectas existen, como teorías científicas existen que lo que quieren al final es confundir al neófito y ahogar en el la palabra de Dios. Hay quienes apoyan el aborto, hay quienes se inclinan por ciencias religiosas como la scientología, la nueva era, el espiritismo de Alan Kardec, métodos de control mental como el llamado método Silva, por mencionar algo. El problema radica en que en tu trabajo, escuela, colegio, universidad, incluso el hogar hay personas que son adeptos a este tipo de doctrinas, las espinas crecen y ahogan la semilla.

La tarea del sembrador es difícil y la hace con gusto, porque sabe muy bien que cosechará. Los que son espinas son personas que se lamentan más tarde de su situación, mientras que otros se aprovechan de esta situación. Hoy el hombre experimenta con el choque de neutrones, han construido una máquina para el efecto, lo que no sabe es que puede ser revertido en su contra, como muchos experimentos que ha realizado. Gastan miles de millones en proyectos buscando parecerse a Dios. La profecía bíblica se cumplirá, porque vendrá el período de la apostasía, donde la fe se reducirá tanto que las espinas parecerá que habrán triunfado. Mientras esto sucede, el sembrador de la palabra seguirá, porque somos instrumentos de Dios, porque el no quiere que ninguno de sus hijos se pierda. Lo que escribo en esta catequesis, es para sustentar la realidad en que vivimos y esto no tiene que impedir la labor evangelizadora.

En el seno de la iglesia también hay muchas espinas y esto no es de ahora, ha sido así todo el tiempo. Los sant@s lo sabían muy bien y no por ello cesaron en su empeño de evangelizar. Los que conocemos la historia de algunos santos, sabemos que ellos encontraron mucha oposición y que más de algunos fueron condenados por la misma iglesia, pero sabían muy bien que daban la vida por el evangelio.

Hay envidias, egoísmos, rumores y chismes que bien pueden hacer que te alejes de la Iglesia como me sucedió a mi mismo, pero él que tiene la semilla en su corazón tarde o temprano vuelve con madurez espiritual a trabajar en la viña del Señor. San Pablo fue un exiliado por los 12 apóstoles durante un buen tiempo, pero, en cuanto lo buscaron el no reprochó sino que trabajó por la iglesia, porque sabía muy bien cual era su misión.

Hoy me situó en el mismo plano, se que en muchos terrenos donde lance la semilla habrán espinas que ahogarán la semilla y no permitirá que de fruto, esto se da en lo hogares, lugar de trabajo, ámbito social donde se mueven las personas. Sé también que estos terrenos prefieren las fiestas, las discotecas, el deporte etc. A mí me sucedió lo mismo, cuando por causa de actividades sociales que encontraba placenteras y que indudablemente eran espinas.

Pero no todo está perdido para el sembrador, que le llamaría sembrador de amor. Habrá semilla que será depositada en buen terreno, y está dará fruto al 30, 60, 100 por ciento. Me alegra ver sacerdotes que están al servicio del reino por vocación, al igual que religios@s, también laic@s que dan su mejor esfuerzo por la causa del reino, quizás somos pocos, comparados con la gran mayoría que está por modo de vida o bien por que les da un status social. Estos pocos, son la levadura que fermenta la masa. En una ocasión a Jesús lo siguieron cerca de 5 mil hombres, sin contar mujeres y niños, al momento de su crucifixión habían pocos, comparado con la gran mayoría que se burlaba de él, de los 12 apóstoles, sólo había uno, pero, fue suficiente para fermentar la masa.

Esta la realidad que vive el sembrador, realidad que no se puede obviar, porque cada quien es libre de elegir, siempre se presentarán dos caminos, el fácil y el difícil de recorrer, siempre estará presente el mal y el bien, siempre podrás elegir entre la vida y la muerte, bien lo dijo Jesús, la puerta es angosta.

A pesar de esta realidad, el sembrador no debe desesperarse, ni darse por vencido, al contrario, rogar al padre, que envié obreros, que envié trabajadores a la viña que lo demás vendrá por añadidura.

Me siento satisfecho, porque a lo largo de mi caminar en los caminos del Señor, he visto que la semilla que lance en buen terreno, ha dado fruto, y hoy estas personas son personas entregadas al servicio del Señor, esto es lo que motiva, he visto como otros que parecía que las espinas los ahogaban, resurgieron más adelante, he visto como otras semillas que fueron pisoteadas no murieron, y otras que las aves se llevaron no se las pudieron comer. Al fin y al cabo, la obra es del Señor y el sabe lo mejor para cada quien.

He visto milagros, sanaciones, como la paz del Señor se ha derramado en muchos corazones, he visto manifestaciones de perdón y de amor hacía el prójimo. Y mientras el Señor me preste la vida, seguiré lanzando la semilla, aprovechando los medios disponibles a mi alcance. Sé que soy un mal escritor, quizás un mal predicador, pero, el Señor me utiliza y visto la semilla germinar, crecer cual árbol y dar fruto. Esto me hace estar en paz.

Deseaba narrar como ejemplo una historia, pero no lo haré, porque contado parte de mi experiencia como ejemplo. Dios permita que esta catequesis les sirva a muchos para entender que solo en Cristo hay salvación, amor, paz, perdón. Mi historia no es la única, ni la mejor ni la peor, porque cada quién tiene su propia historia, su propio sufrimiento, unos más otros menos, lo que si queda claro es que, en tu historia, debe de aparecer Jesús como un testimonio de vida, para edificación de muchos y que pueden pensar que no hay otra salida, muchos buscan el suicidio, como alternativa al sufrimiento, pero la esperanza está en el mensaje de la buena nueva, en abrir el corazón al Señor Jesús, el está tocando a tu puerta, ábrela y déjalo entrar.

El magisterio de la Iglesia nos dice algo sobre el trabajo del sembrador en los numerales 905 y 927:

Los laicos cumplen también su misión profética evangelizando, con el anuncio de Cristo comunicado con el testimonio de la vida y de la palabra. En los laicos, esta evangelización adquiere una nota específica y una eficacia particular por el hecho de que se realiza en las condiciones generales de nuestro mundo.

Este apostolado no consiste sólo en el testimonio de vida; el verdadero apostolado busca ocasiones para anunciar a Cristo con su palabra, tanto a los no creyentes… como a los fieles Cic 905

Todos los religiosos, exentos o no, se encuentran entre los colaboradores del obispo diocesano en su misión pastoral. La implementación y la expansión misionera de la Iglesia requieren la presencia de la vida religiosa en todas sus formas desde el período de implantación de la Iglesia. La historia da testimonio de los grandes méritos de las familias religiosas en la propagación de la fe y en la formación de las nuevas Iglesias; desde las antiguas instituciones monásticas, las órdenes medievales y hasta las congregaciones modernas. Cic 927

Con lo anterior queda demostrado que, laicos y religios@s, tienen una función en común, y esta es, evangelizar, lanzar la semilla. Esto lo sé, lo aprendí en mi caminar y hoy por hoy, no ceso en mi estado de vida de llevar la buena nueva a todo especie de corazón, no importando el terreno. Eso sí, soy realista y nada romántico pero con fe en lo predico y en lo que creo.

Para resumir esta catequesis puedo decir que la función del evangelizador no es fácil, pero que tampoco es imposible, los tiempos en relación a la iglesia primitiva han cambiado, hoy no tienes que esconderte en las catacumbas, ni huir de los emperadores, ni eres llevad@ al coliseo para ser sacrificad@, hoy los medios de comunicación son más rápidos, hoy no tenemos emperadores aunque existen otras formas de persecución y parecen similares, lo que quiero dar a entender es que hoy por así decirlo es más fácil la evangelización y por lo tanto no habría excusa para no hacerlo.

¿Dónde caerá la semilla? No lo sabemos, sólo el Señor, pero alégrate por aquella que dará su fruto y ora mucho por el terreno que no permitirá que la semilla germine. Tu ciertamente al igual que yo, lancemos la semilla, iglesia somos, jerarquía, religios@s, laic@s, juntos trabajando para un mismo fin, el Reino del Señor.

El Señor simplemente dice EL QUE TENGA OIDOS PARA OIR OIGA.

Oremos:

Señor Jesús, con el corazón encendido de amor te agradezco el don inmerecido de mi vocación, el hecho de que me hayas llamado a este servicio evangelizador a favor de mis hermanos. Gracias Señor.

Te pido una vez más por todos los hermanos, hombres y mujeres, que comparten en la Iglesia el ministerio de la evangelización en cualquiera de sus formas. Te pido por los que estén más sol@s, los que tengan un trabajo más difícil o estén sufriendo incomprensión o persecución. Sostenlos en su trabajo, dales ánimo y constancia, esperanza y fidelidad a su vocación.

Haz que todos los que lanzamos la semilla, no importando su función en la Iglesia seamos uno, tengamos un mismo sentir y un mismo corazón, unido a nuestros pastores y a la comunidad. Que sea yo un factor de unidad en la comunidad.

Vuelve a salir hoy por nuestros caminos, Señor, y vuelve a llamar a los hombres y mujeres a tu seguimiento, para que haya cada día nuevos sembradores de tu palabra por todo el mundo.

Ayúdame Señor a ser mejor cada día, para darte Gloria y honra por boca de otros y que sí tú lo deseas, que la semilla que yo lance, de fruto al 100% y la que no, me ayudes señor a despejar el terreno, limpiarlo para luego lanzar nuevamente la semilla. Amen.

Padre nuestro… Dios te salve… Gloria….

Ejercicio, evangelizar a cada momento de tu vida, de palabra y obra.

Próxima catequesis El amigo del novio

Luis Mayorga

Sembrador de la Palabra

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